Carreras por el supermercado, búsquedas de última hora por Internet, rastreos desesperados en los mercadillos, tarjetas agotadas en las droguerías y súplicas en las tiendas de juguetes. Se acerca la celebración de Reyes, el día en que nuestra ciudad olerá a Roscón y hojaldre, ilusión y juegos. Y aquí, agotado de tanto jaleo y tanta tienda, uno se pregunta cómo celebrar la adoración al Niño en una sociedad como la nuestra tan rica, opulenta y donde las necesidades básicas ya se nos han olvidado. ¿Qué regalar a esa sonrisa que te regalan los niños cada día del año, al abrazo de la persona amada, al amor de un padre, a los desvelos del hermano? Compararlo con un par de novelitas o una nueva videoconsola no deja de ser un devaluación encubierta de los verdaderos sentimientos. Definitivamente, es muy difícil regalar por Navidad.
Lo extraño es que no pase más veces
ResponderEliminarChema, tendremos que preparar un especial Archipiélago sobre la sanidad
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