Desde ayer, la web de Septem ya cuelga la portada de La soledad de los fantasmas. Debo reconocer que me emocioné al verla y lo primero que hice fue avisar a la familia para compartir la alegría. Sabía que estaba en imprenta y a punto de terminar la encuadernación, pero no esperaba verla tan rápidamente. En breve, colgaremos una parte del primer capítulo para que los posibles lectores se hagan una idea del libro.
Las vacaciones de Semana Santa van a retrasar un poco su llegada a las librerías. Esperamos que a partir del 9 de abril, lunes de Pascua, se pueda ya comprar en las librerías asturianas y, una o dos semanas más tarde, fuera del Principado. En las grandes librerías de Madrid (Casa del Libro, Antonio Machado, creo que Fnac) se podrá encontrar. Estas cadenas tienen web, con lo que se arregla el asunto para ese lector tan simpático de Singapur.
La presentación oficial será en Avilés. El día 20 de abril, a partir de las 20.15 horas en el palacio de Valdecarzana. Es un acto público y abierto a todo el mundo. Como aún queda tiempo, lo recordaré por la bitácora de forma suficiente. También actuaremos en el Salón del Libro Iberoamericano en Gijón y en Oviedo. Cuando conozca las fechas y las horas lo escribiré en la bitácora.
No quiero terminar sin aclarar un detalle. Si alguno lee los comentarios de los lectores, habrá comprobado diferentes afirmaciones sobre el número de ejemplares que compran las administraciones públicas y otros insultos hacia los editores. Si este libro ve la luz, es gracias al riesgo que adopta una editorial, que se lanza al mercado. Ni yo ni ninguna administración pública se ha comprometido a comprar un número mínimo de ejemplares que rentabilicen la edición. Espero que tampoco parezca mal que, en el futuro, según se convoquen ayudas a la edición de libros en Asturias se presente mi editor, al igual que sus colegas, en procesos públicos.
"Si alguno lee los comentarios de los lectores, habrá comprobado diferentes afirmaciones sobre el número de ejemplares que compran las administraciones públicas y otros insultos hacia los editores".
ResponderEliminar¿Dónde?
No, si lo malo no es que se den subvenciones para editar libros, sino que se editen libros para recibir subvenciones, que parece lo mismo, pero no lo es.
ResponderEliminarDe eso viven y crecen editoriales como Azucel, Trabe o la gente de Les Noticies -lo de estos ya es una risa-. ¿O alguien piensa que es por los ejemplares vendidos?
Enhorabuena!
ResponderEliminarDesde luego que pica la curiosidad... y ya tengo en mi lista de compras un ejemplar de éste :)
Y creo que intentaré pasarme por alguno de los actos
De los editores se ha hablado en el blog de Annie ¿pero en este, cuándo?
ResponderEliminarFer,
ResponderEliminarenhorabuena, no sé cuántos venderás, pero quien lo lea disfrutará. Buena historia, bien contada. Que no sea el último ...
Tenía que llegar. El 20 "isofaluto" nos personaremos en La Baragaña para celebrarlo, pero en la justa dosis para que te no conviertas en el próximo Ureña.
ResponderEliminarSi al final va a convertirse además en una "kedada bloguera"...cosas de estas de la vida digital.
K.
Chema, pego el siguiente texto de un, no podía ser de otra manera, anónimo:
ResponderEliminar"Te hago una apuesta, oh Fernando!, gran escritor, maestro del castellano... Ante tu primera novela ¿te atreverías a publicarla tu mismo, sin que el Ayuntamiento y ninguna otra entidad publica te ayudase comprandote decenas de ejemplares?
Te digo la respuesta yo mismo: NO.
Todos los mediocres que se animan a publicar un libro es porque saben que, gracias a algún enchufe, alguien les va a sufragar la edición.
Y esto es aplicable no sólo a escritores, sino a presuntos editores; la prueba la tenemos en Avilés, donde una editorial logra que el Ayuntamiento le compre la mitad prácticamente de cualquiera de sus ediciones. Así cualquiera escribe, y así cualquiera es editor.
Por cierto, esas recientes loas a Santiago Rodríguez Vega, no será porque te van a comprar parte de la edición de tu presunta novela???"
Por aprecio a mi editor me apetecía responder a ese cretino y a todos los que piensan como él.
Pero hay más cosas buenas que malas. Gracias por vuestros ánimos, gracias Antonio por tus palabras.
Y, K, piensa que si sale bien haremos una kedada digital para entregar el San Pancracio del año.
Siempre me han repateado comentarios como este último al que haces referencia, Fernando. Echar por tierra el trabajo y la ilusión de alguien (supongo que has dedicado horas al libro y que te hace ilusión verlo editado) aludiendo a las supuestas subvenciones que reciba el editor siempre me ha parecido que evidencia envidia y esa mediocridad que se pretende denunciar.
ResponderEliminarEsto va también por Anniechristian, a la que no tengo el gusto de conocer pero cuyo comentario me ha chirriado un poco. Me llama la atención que, bajo tu punto de vista, las ayudas a la edición no sirvan para todos por igual.
Pueden gustarte más o menos los criterios editoriales de cada uno, pero no estamos hablando de hormigón (ahí sí que se podría hablar largo y tendido del uso del dinero público), sino de una actividad cultural que se debe mimar. Ten por seguro que tanto Azucel, como Trabe o Les Noticies tienen su público, aunque no tengas en casa ni un libro editado por ellos (yo sí, de las tres).
¿Que sin subvenciones no existirían? Posiblemente, pero tampoco el grueso de las editoriales españolas, ni de las productoras de cine, ni de las discográficas.
Y, ya en un terreno que conozco mejor (¿eh Fernando?), tampoco serían como los conocemos los diarios asturianos. Las cuentas de resultados de LNE, El Comercio o La Voz de Asturias, no serían las que son sin el estratosférico aporte de dinero público que llega en forma de publicidad institucional, mera propaganda y subvenciones de todo tipo (también por la edición de coleccionables, inserción de págines en asturiano o por regalar cuberterías).
1.500 euros por libro editado (creo que es la media de las ayudas que se dan en Asturias) no parece mucho cuando tienes que competir con unas redes de distribución, unas maquinarias de publicidad y un estudiado diseño de estanterías y escaparates a los que nos tienes acceso.
Jesús, gracias por tu entrada, aunque sé que nos visitas con frecuencias. El tema de las subvenciones es complejo. Intentaré mediar, aun con el riesgo de llevar palos. Creo que todos estamos de acuerdo en que algunas actividades necesitan ser subvencionadas porque, de lo contrario, el mercado no permitiría su desarrollo.
ResponderEliminarSin embargo, el problema es cómo se conceden esas subvenciones: bien de forma directa, que tiende a fomentar el clientelismo; o por una convocatoria pública y un proceso más transparente. Defiendo el segundo tipo ya que así todo el mundo conocería las reglas del juego. Aunque siempre habrá editoriales que deban vivir de las subvenciones sin que nadie se rasgue las vestiduras. Editar libros de poesía de Berta Piñán necesitará siempre la ayuda pública y, sin ese apoyo, perderíamos una gran autora. Y sucede lo mismo con otras casas, como Azucel. El mercado solo nunca cubrirá los costes de sus ediciones. Y, ¿qué hacemos: prescindimos de ellas porque todos leemos a Trapiello y nos gusta como describe al editor o lo consentimos para acceder a libros que, de otra forma, no podriamos leer o tener en nuestra casa? ¿Acaso alguién cree que hay tanto mercado para las historias de Avilés que se publican? Defiendo la necesidad de esas ayudas, pero con convocatorias públicas, sin clientelismos.
Hola Jesús.
ResponderEliminarNo tengo el gusto de conocerte y no quisiera que mi comentario, breve y por tanto que da lugar a interpretaciones varias fuese tomado como una crítica a las subvenciones como tal; así es que intentaré explicarme.
En primer lugar hay que matizar el tema de "tienen su público", porque esto no es tan claro.
Obviamente habrá un público, esto es innegable, como también existe un público para los fanzines hechos en fotocopia -no se entienda esto como un desprecio, un fanzine hecho en fotocopia puede contener la sabiduria de la Enciclopedia Británica, son otros aspectos los que deben/pueden mejorarse-, sin embargo cuando se trata de dinero público, entiendo, debe trazarse una línea que nos permita definir qué es "tener un público" suficiente o mínimo para que el dinero público pueda considerarse una inversión de futuro con "rendimiento social" o "interés general" o simplemente un dinero que, más allá de un título y de cubrir los gastos de un editor y, quizás, un dinerín para el autor, no tendrá ninguna significación.
En Avilés ha habido fanzines fotocopiados que vendían 300 ejemplares y otros en imprenta que llegaron a vender 800 ejemplares... cifras muy superiores a las ventas de muchos libros editados en bable -muchos, demasiados, se quedan rondando los 100 ejemplares-. Deberíamos pensar en ello.
Pienso que la clave de la cuestión la has comentado tu mismo "ayudas a la edición". Esto es el origen de estas subvenciones, pero esta no es la realidad de nuestra industria editorial.
Trea, una editorial magnífica -con la que nada tengo que ver, por si hubiera dudas-, es una editorial que, de vez en cuando, recibe ayudas a la edición. Esto es, la gran mayoría de sus libros se editan porque sus editores así lo consideran, trabajan sus contenidos, su marketing, su distribución, estudian, supongo, sus posibilidades de venta... y editan. Unas veces acertarán y otras no.
De vez en cuando, alguno de sus libros cuenta con ayuda de dinero público, por ejemplo, un libro de los Hermanos De la Madrid sobre el teatro Palacio Valdés que contó con dinero del Ayuntamiento de Avilés -ésta es otra, hay nombres que suelen ir unidos al dinero público casi indisolublemente, como es el caso de Juan Carlos De la Madrid, hay muchos más, por supuesto-.
El caso de Trabe, como puede comprobarse con los listados de propuestas que se presentan a la consejería para optar a subvenciones es bien distinto.
El aparente trabajo real de la editorial es, precisamente, trabajar esa relación -en las ocasiones, dos o tres años, que he podido verlo se han presentado alrededor de 100 propuestas de edición por año-, de esa extensa relación se subvencionan entre el 40 y el 50% de los proyectos... hablamos entonces del apoyo a la edición de 35-40 libros de esta editorial, la edición de un año.
La cuestión está en el resto, en lo no subvencionado... ¿qué ocurre con esos proyectos? Normalmente no llegan a ver la luz, o entran en la relación de propuestas del año siguiente o se solicitan otras ayudas a otros organismos públicos -ayuntamientos generalmente-. Cuando nada de esto funciona, el libro no ve la luz.
¿Entonces? Hablamos de "Ayuda a la edición" o de "subvencionar la edición". Eso sin contar con que todos los datos de las facturas proforma se inflan de tal manera que casi todo libro subvencionado está amortizado antes de ponerse en distribución.
Lo peor es que la solución es muy sencilla:
Este es mi proyecto editorial: 100 títulos.
Esto es lo que yo le subvenciono: ayuda para la edición de estos 45 títulos.
Al final de año debe usted presentarme un informe completo de ventas y de títulos editados. Si usted no ha editado el 90% de su proyecto editorial y no presenta justificación del porqué de los no editados, se le retirarán todas las subvenciones obtenidas.
Trea no tendría problemas, vive de la edición.
Trabe se iría al cuerno, vive de la subvención.
Esa es la diferencia.
En otro momento hablamos de Azucel o de Les Noticies, o de la Feria del Libro de Avilés -otra risa o es que de verdad nadie se ha dado cuenta-.