jueves, 29 de agosto de 2024

Las claves de la ciudad

 


En las reuniones que teníamos con el fallecido Marcelino Gutiérrez, director de El Comercio y La Voz de Avilés desde la jubilación de Juan Wes, siempre comentaba que debíamos sacar más partido de nuestra hemeroteca, de los 116 años de historia de Avilés que atesorábamos. En esos momentos, aún teníamos con nosotros a Alberto del Río, cuyas deliciosas Crónicas avilesinas aportaban la dosis de historia que cualquier medio de comunicación local que se precie debe tener. 

La muerte de Alberto del Río generó un doloroso vacío y, una vez repuestos, se decidió lanzar la sección semanal Avilés de ayer. No recuerdo si en ese momento El Comercio ya contaba con su Gijón de ayer con Arantxa Margolles al frente. En todo caso,fue una tarea que me asignaron, aunque en algunos descansos y vacaciones el trabajo le corresponde a otro compañero. 

Escribo de algo que sucedió hace unos tres años o cuatro años, cito de memoria y es posible un error en el marco temporal. Con independencia del tiempo que lleve escribiendo sobre el Avilés de ayer  me ha permitido ver cuatro aspectos de la ciudad, de la propia vida. No son ideas sustancialmente nuevas, pero a las que llego después de estar navegando durante un tiempo en lo que sucedió hace 100, 75, 50 y 25 años. 

1ª) La memoria no es uniforme. No todos recordamos igual. La vivencia del pasado es diferente. En algunas zonas, sucesos de hace cien años se recuerdan con total claridad. Lo he visto más en espacio rurales que urbanos. Una hipótesis es que en los primeros existe una continuidad familiar, que justificaría la pervivencia de los hechos; frente a una sociedad que, como en el caso de Avilés, nace de la fusión de orígenes diferentes. Me ha pasado con sucesos de hace cien años. En Piedras Blancas, por ejemplo, su publicación se lee como curiosidad histórica. En San Cristóbal, me hablaron de sucesos de hace un siglo con total naturalidad, como si hubiese pasado este mismo año. 

2º) Los grandes debates no se resuelven a corto plazo. La complejidad de muchas cuestiones obligan a procesos largos, necesarios para que la sociedad asuma el coste de decisiones que pueden alterar sus dinámicas de forma profundamente. Por ejemplo, el debate sobre la situación del campo del Real Avilés. De forma generalizada se sabe que en los noventa del pasado siglo fue un tema planteado por los gobiernos del PSOE. Sin embargo, Fernando Suárez del Villar ya defendía en los años setenta, en el final del franquismo, la necesidad de sacar al Real Avilés de un espacio "privilegiado" para que éste fuese de uso público de todos los avilesinos.  Hoy en día, es un tema sin resolver y complicado de abordar.

3º)  Los cambios son lentos. El Avilés de hace cien años nada tiene que ver con el actual, aunque se celebrase San Agustín o El Bollo. Se parece mucho más al de 1949 de igual manera que el actual se parece mucho más al de 1974. La sociedad evoluciona de una manera muy lenta. Hace cien años había asistencia sanitaria pública, pero no se puede comparar en nada a la actual. Hace cincuenta años, el actual Hospital San Agustín se terminaba de construir, se hablaba de la necesidad de descentralizar la atención médica, pero nada que ver con la situación actual.

4º) Interés por la historia. El profesor Gonzalo Redondo solía decir: "la historia no sirve para nada; pero el que no sabe historia no sabe nada". Posiblemente, esa necesidad junto con el arraigo a un territorio, haga de esta sección una de las que más alegría me ha dado, de la que me ha permitido escuchar más agradecimientos frente a otras informaciones de actualidad. Leer y conocer nuestra historia nos gusta. 

martes, 27 de agosto de 2024

Una cita con el arte

 

Cartel anunciador


Hasta el próximo 22 de septiembre, la sala de exposiciones de la Casa Municipal de Cultura de Avilés acoge la muestra Mujeres en la colección Pérez Simón. Es la segunda colaboración del empresario mexicano con el Ayuntamiento de Avilés. El año pasado ya pudimos ver una muestra dedicada a los retratos firmados por Joaquín Sorolla.
En esta ocasión, el hilo conductor es diferente. Se trata una selección que la comisaria de la muestra, Alicia Vallina, realiza de obras firmadas por mujeres, dentro de la corriente actual de reivindicar el papel de la mujer en la historia, también en la historia del Arte. Debajo de todo ello late el criterio del mecenas ya que, lógicamente, compra aquello que le interesa. No creo que sea casual la ausencia de la abstracción en la sala.
La sala de exposiciones de la Casa Municipal de Cultura es un espacio pequeño; lo cual, seguramente, implicó un trabajo arduo para Vallina, que seguramente no pudo seleccionar todo lo que le hubiese gustado de los fondos del mecenas asturmexicano. Para el visitante es un espacio muy cómodo, no impone un esfuerzo excesivamente alto. Por tanto, representa una buena oportunidad para acercar a los más pequeños de la casa a la creación. Más aún cuando el arco temporal es muy amplio y, con ello, se enfrenta a diferentes estilos.


Adán y Eva, 1971 
Margaret Marley Modlin



Son once las creadoras que aparecen, tanto con obra pictórica como escultórica: Liubov Popova, Leonora Carrington, Margaret Marley Modlin, Cristina Iglesias Fernández, Patricia Gadea, Kimiko Yoshida; Amelia Mendivil Blanco, Isabel Guerra, Esperanza D'Ors, Liliane Caumont, María del Carmen Dardalla Rute.
Como he dicho, sus planteamientos creadores son muy variados. Más allá de su sexo, no existe un hilo en la muestra, lo que permite aprender las posibilidades que ofrece el arte ya que muchas son contemporáneas entre sí. Encontramos realismo, cubismo, surrealismo, propuestas cercanas al minimalismo. El montaje de la exposición sitúa a las esculturas en el centro de la sala, lo que favorece deleitarse con su tridimensionalidad. 

Cosecha de las patatas
Isabel Guerra
 

El visitante que acuda hará bien llevándose un ejemplar del catálogo de la muestra. Es un libro sencillo, de 63 páginas; gratuito, como la propia visita. Pero es de gran interés. Más allá de los habituales saludos institucionales, ofrece un acercamiento a las creadoras expuestas y todas las obras de la exposición. De esta manera, se convierte en un libro de consulta para el futuro. Lo dicho, si aún no ha ido, no duden en acudir. 
Las imágenes de esta entrada son reproducciones del citado catálogo.

domingo, 25 de agosto de 2024

Alien: Romulus (El problema de llegar tarde)

 


Fuente: Film Affinituy

Una nueva película de Alien. ¿Cuantas llevamos ya? He dejado de contarlas. En otras épocas era mucho más fácil porque se repetía el título y se numeraba. Generalmente, en la medida que avanzabas en la numeración ("numeral, numeral, viva la numeración", que cantaba El Puma) sabías los riesgos que asumías. Romulus debe ser la sexta o séptima película, por lo menos la tercera desde que optaron por nominar aludiendo a la saga y a la nave implicada en la acción.

El nivel alto de riesgo se atenuaba con la presencia de Fede Álvarez al frente. Había visto su No respires. La primera entrega es una película notable, bien resuelta, con tensión y emoción, la segunda parte bajaba un poco. En parte, porque la primera historia casi se había agotado en sí. Pero, a pesar de ello del descenso de calidad, se debaja ver. Además, había un dato a favor de Fede Álvarez: no la había dirigido. De su versión de Evil Dead he leído cosas buenas, pero no la he visto.

De esta manera, uno acudió a ver Alien Romulus con cierto aire de esperanza. La ilusión aumentó en los primeros minutos, con el nada disimulado homenaje a la primera película, cuando vemos a un fragmento del Nostromo flotando por el espacio. A partir de ahí, poco más bueno y, también es verdad, poco más malo. Alien Romulus no deja de ser una película entretenida, con unos actores que dan poco de sí y unos efectos especiales que ya los hemos visto tantas veces en el cine que lo tomamos por normales. Nada sorprende y nada aporta a la serie. Lo más divertido es recopilar todos los guiños que aparecen a las películas anteriores. Se habla de los marines del espacio (que aparecían en la segunda parte); los experimentos genéticos me recuerdan a otra de las entregas; la corporación minera está presente en todas, incluso se cita al fundador, que también aparece en una de las últimas.

Al final, uno sale del cine con una extraña sensación. La de haber visto una película entretenida, pero tan lejos de la primera y sus predecesoras que da la impresión que solo buscaron ofrecer un producto de calidad y entretenimiento. De momento, los datos de taquilla la avalan. 


EN RESUMEN: Una película entretenida, sin pretensiones, que no aporta nada a la saga y que se mantiene dentro de sus parámetros. 

sábado, 17 de agosto de 2024

Sin redes sociales

 

Foto de Panos Sakalakis en Unsplash


En octubre de 2023, escribí sobre la película Barbie en esta bitácora. Desde entonces, estuve casi un año en silencio hasta que,  hace seis días, recuperé la costumbre de escribir. Aún no he alcanzado mis buenos momentos de casi una entrada diaria. Tampoco sé si lo haré. 

Lo qué si voy a hacer es prescindir de las redes sociales en su difusión. No gastaré un segundo de mi tiempo en subirlo a las diferentes plataformas. Lo hago por dos razones. La primera porque es contradictorio con mi idea de que no me importa el número de lectores, sino el hecho de escribir. Vendrán o no en función de su interés; de si lo que digo les aporta algo. Pero paso de andar buscando a gente. 

El segundo motivo es que, en este invento maravilloso que es internet, necesitamos algo más de calma, alejarnos de la prisa. Mi impresión es que las redes sociales invitan a la aceleración, al impacto inmediato y eso no es bueno ni para la sociedad ni para las personas. Cada vez valoro más la calma, la quietud. 

viernes, 16 de agosto de 2024

La batalla del punto

Foto de Andrik Langfield en Unsplash



Las personas que aspiramos a escribir con un mínimo de respeto a la ortografía hemos sufrido en los últimos años unas cuantas batallas épicas. En esos casos, la Real Academia siempre se pone de lado, a pesar de ser la institución que suele lanzar la piedra. Llevamos toda la vida sin problemas con el solo, sabiendo que cuando equivale a solamente se escribe con tilde y esta se suprime en el caso de aludir a la soledad. Cuando los doctos doctores intentaron aplicar una tarifa plana. Trece años les duró la broma, trece años discutiendo y debatiendo; incidiendo en las ambigüedades que generaba. Finalmente se rectificó
Ahora estamos ante una nueva batalla. En la página de la Fundación del Español Urgente (Fundéu) han empezado las primeras escaramuzas. Hace más o menos un año, alertaron de los cambios en la escritura de los millares y los millones. Se suprimen los puntos. Ahora, las cifras se escriben juntas (hasta cuatro cifras 3000) y, a partir de ahí, con espacios en banco (12 000). La coma se reserva para los decimales. Las normas internacionales y las academias avalan esta modificación, justificada porque las comas se reservan para los decimales.
Al menos es lo que se puede leer en el artículo.
En esta batalla, ya he tomado partido y voy con el nuevo criterio. Lo defiendo porque resulta mucho más comprensible. Especialmente en algunos campos como el económico,  ahora que se generalizan los decimales por obra y gracia del euro. 
Yo ya empecé mi guerra de guerrillas, con un resultado más bien pobre. Pero soy de naturaleza testaruda y, por esa razón, no voy a ceder. Al menos mientras las normas internacionales y las academias mantengan el criterio. 

domingo, 11 de agosto de 2024

Los cambios de la red

Iba a escribir de otra cosa y, al contestar un comentario, comprobé que ignoraba una actualización en el gestor de Blogger. Algo lógico, habida cuenta del tiempo que llevaba sin pasar por estas islas. Resuelto el tema, retomé mi idea original. Para ilustrarla acudí a una banco de imágenes que, en el pasado, me había servido de recurso. Pero me resultó imposible. Las primeras que buscaba me invitaban a la suscripciön; en las segundas, un candado informaba de la necesidad de pagar. Todo gratis es un señor, o señora, muy costoso de mantener. Pagar por servicios y recursos en Internet está bien. Puedes hacerlo o no. En este caso, el comentario irá sin imagen. También es cierto que no he perdido el tiempo en buscar otros bancos de imágenes. En cierta manera, internet es un continente enorme. Lo que unos empiezan a cobrar, otros lo siguen dando gratis. Pero, ¿hasta cuando? Internet crece con nosotros. Al principio, con el cambio de siglo, parecía que todo lo que venía de Internet era cierto y que, el mero hecho de estar en la red, te aseguraba ganancias millonarias. Con el tiempo, hemos visto que no, incluso todo lo contrario. La red cambia pero, ¿la sociedad puede pagar el coste de esos cambios? Es decir, hemos dado credibilidad a fantoches sólo por decirlo en la red. ¿Cómo se la quitamos ahora? ¿Cómo recuperamos la cordura que hemos hipotecado en los últimos veinticinco años?

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