Existen palabras que corren el riesgo de estropearse por su mal uso, por la aplicación inapropiada a realidades que no corresponde con lo que, originariamente, representaba esa palabra. Eso sucede al definir una persona como un buen hombre, o mujer si es el de sexo femenino. Sin embargo, todos los que nos acercamos hoy a Illas a despedir a Daniel Álvarez sabemos que es la forma exacta de definir quién era en su dimensión humana, la que realmente cuenta. Trató siempre de ayudar y ejercer su actividad profesional con honestidad y rigor. La muerte le llegó en plena juventud, lo que añade más dramatismo a su marcha. Es duro perder a una buena persona, y más cuando aún esperábamos tener muchas más conversaciones, muchas más horas con él.
Descansa en Paz, Dani.
Descanse en paz.
ResponderEliminarHoy se ha muerto Pelayo, barquillero de Avilés.
Esto sí que es un drama, niños sin barquillos y muertos sin autopsia. Milana bonita, milana bonita...
ResponderEliminarSe va un Avilés que no desaparece. Su hijo, Guillermo, seguirá vendiendo barquillos a nuestros sobrinos, hijos y nietos. Descansa en paz, Pelayo.
ResponderEliminarEn realidad fueron dos buenas personas. Excelente el comentario sobre la desaparición de Daniel Enrique Álvarez, una persona entrañable.
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ResponderEliminarComentario suprimido. Se equivoca de negociado y olvida las normas mínimas de comportamiento que se reclama a quienes arrivan en esta bitácora personal.
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