martes, 23 de abril de 2013

Los días y los trabajos



Hoy se celebra el Día del Libro. Ayer fue el de la Madre Tierra. También hemos tenido el Día de la Visibilidad Lésbica, el Día de las Enfermedades Raras, el Día de las Vocaciones Nativas... Hay tantos días que, si los ponemos uno detrás del otro, seguramente necesitaríamos varios años para poder celebrarlos.
No faltan las ironías al respecto. Seguramente, uno también las habrá celebrado.
Pero, sin embargo, cabe una reflexión. ¿Qué sentido tienen estas jornadas monográficas? La respuesta es sencilla: recordar, no olvidar; sin olvidar el valor de denuncia o, simplemente, reivindicativo, que no es poco. Cuestiones todas ellas sumamente personales, donde las leyes no pueden influir porque se trata de lo que cada uno haga con lo que considere necesario para construir su idea de sociedad.
Y, en ese sentido, ¿dónde está el mal en la celebración? No veo ninguno, más allá de la envidia que alguien pueda tener cuando ve que otros pueden levantar banderas, demostrar que en la vida les importa algo y esa persona no puede hacerlo. Le queda limitarse a vegetar.
Así que, si no les importa, hoy voy por un libro y una rosa.

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