miércoles, 21 de marzo de 2018

Los críticos de poesía

Photo by Thought Catalog on Unsplash


LOS CRÍTICOS DE POESÍA

¿Por qué los críticos de poesía
no escriben poesía
si todo lo saben sobre poesía?

Si supieran,
tal vez preferirían escribir poesía que sobre poesía.

Los críticos de poesía son como los viejos,
también ellos saben todo sobre el amor.
Lo que no saben es hacer el amor.




(1982)


Seix Barral, Barcelona, 2017

martes, 20 de marzo de 2018

Cosas del tiempo

Photo by Ali Inay on Unsplash


Me gusta el invierno, disfruto con el otoño, es un placer las tardes delante de la chimenea, ver llover... Pero, esto ya es demasiado. Ya necesito buen tiempo: las mañanas alegres de la primavera, pasear de noche viendo las estrellas, las tardes en la piscina, la siesta huyendo del sol....
Mientras llega el momento, y si es que llega, habrá que poner algo de música. Soy una persona de gustos variados, de amplio espectro. Leyendo los boletines de la agencia SINC veo que no me puedo acercar a Bob Dylan. Tiene 163 canciones que hablan de fenómenos metereológicos. En un autor tan prolífico como el bardo estadounidense igual es un porcentaje pequeño, pero han detectado unas doscientas alusiones al clima en su tiempo. 
En mi consuelo, el artículo aclara que los científicos no dedicaron mucho tiempo a investigar estas cosas. Fueron esparcimientos intelectuales, como el descubrimiento de que George Harrison escribió Here comes the sun después de un largo y frío marzo, cuando disfrutaba de un abril soleado. Ojalá sea así este año.
Por si acaso, me quedo con la versión de Sherly Crow.

sábado, 17 de marzo de 2018

Vida de un minero

Fuente: http://www.lne.es/asturias/2014/10/10/guerra-siente-sorpresa-asombro-desaliento/1653942.html



Algún día se escribirá la historia de José Ángel Fernández Villa. No tengo ninguna duda de ello. Aunque, de momento, nos quedaremos en la crónica judicial. 
En esa vida existe un verdadero filón literario. No creo que ningún escritor hubiese sido capaz de imaginar una biografía similar, con un puño levantado y con el otro recogiendo billetes.  Aunque, con la que está cayendo últimamente, aclaro: no quiero decir que la persona real lo haya hecho, aludo a la creación literaria.
El caso es que ya tengo ganas de leer ese monólogo de un lider en Rodiezmo, gritando soflamas y pensando en el dinero que iba acumulando; la descripción de su austeridad y modestia camino de la delegación de la Agencia Tributaria para regularizar su dinero... ¿Y si si demuestra que todo el relato de la fiscalía es falso, falaz, una mentira para hundirlo? Estaríamos ante un Ulysses minero. 
Pero, lo mejor, lo más interesante, será el relato de quienes lo rodearon. Brota pura humanidad de ellos y, por lo tanto, no extraña ver a quienes ahora se cuelgan medallas con enfrentamientos a Villa. Todo el mundo le reprochaba su actitud, aunque los demás no escuchábamos nada. 
Y los tradicionales desplantes de quienes debiéndole buena parte de su carrera y hacienda, pasado y futuro, corren a la plaza de la Concordia para gritar: "¡Qué lo guillotinen, pureza y ética para la clase obrera!" Y ese clásico de la mezquindad humana: "Yo ya lo sabía, no me engañaba; me sorprendía ver como todos los compañeros aplaudían sus reflexiones, que siempre me parecieron pobres..."
Será un libro magnífico. Estoy seguro de ello.
Y como el León de Tuilla hable, más aún.

martes, 13 de marzo de 2018

La muerte de la Coca-Cola

Photo by Sarah Louise Kinsella on Unsplash


No tengo duda de que la Coca-Cola desaparecerá. Terminará cerrada, muerte, sin vida, inerte ante la competencia, cerrada. Pero la culpa no será de que se divulgue su fórmula secreta, ni de la competencia o de que se produzca otro refresco mejor, con más chispa y más vida. De hecho, lo hay (el agua, la sidra, la cerveza y el vino, así, sin forzar la máquina) y no logran desbancarla.
El mérito, en este caso demérito, será de la Coca-Cola.
Porque tú llegas al lineal del supermercado, o le pides a tu tendero de toda la vida, un Coca-cola y te responde si la quieres light, cero, doble cero o sin cafeína, coca-cola normal, con hierbas-green, light con cereza, light doble cero; cero con Puigdemont, normal edición vintage, las del nombre (ahí tienes que matizar el nombre y el tipo: cero, doble cero, light, sin cafeína, con azúcar o sin cafeína)...
Total, que después de quince minutos, o más, escuchando pides un botellín de agua, o estiras la mano y escoges el primer producto que encuentres, que igual no es Coca-Cola. Y de ahí al cierre, un paso. Seguro.

lunes, 12 de marzo de 2018

Adiós, amigas



Sí, no queda más remedio que acostumbrarse a la muerte. El fuego se llevó a las jirafas de Cabárceno, donde hicimos tantas fotos y tan buenos recuerdos nos dejaron. No sabemos donde nos espera, pero sabemos que nos aguarda. No hay día que no recuerde a todos los que se han ido, y cada día tengo más gente que recordar.
Los que se han ido y los que se irán... ¿Qué lugar ocupamos en esa lista? Si muriese esta noche, quedarían un par de apuntes para salir en el futuro. Lo digo por si sucede, aunque, si fuese por mí, mañana volvería a despertarme. 
Pero no depende de uno. De uno, lo que depende, es el disfrute de la vida, la satisfacción de cerrar los ojos (para dormir, ¿eh?) sabiendo que la jornada ha sido satisfactoria. Y eso, desde luego, que intento lograrlo cada día.
Mira a estos lugares me llevan dos jirafas, dos sencillas jirafas.

domingo, 11 de marzo de 2018

¿Dónde estuviste el 8M?

Photo by Samantha Sophia on Unsplash


Dentro de unos años, llegará un día en el que Costillina me preguntará: "Papá, ¿y donde estuviste el 8 de marzo?"
"Pues te llevé al cole. Tenías miedo de que no hubiese nadie. Así que te dije que, si no había movimiento, te vendrías a trabajar. Pero fueron los suficientes amigos para quedarte en clase. Luego me fui a hacer la compra, prepare la casa y me fui a trabajar. Fue un día tranquilo".
"Pero, ¿no hiciste huelga, no paraste dos horas, no te sumaste a la movilización?"
" No, Costillina. No paré. Incluso hice una micro-campaña contra la movilización".
"Pero papá, ¿cómo es posible? Si siempre mes alentado, me has enseñado que no tengo límites por ser mujer; en casa siempre te visto dispuesto: te he visto planchar, cocinar, limpiar, hacer la compra. Tú y mamá os organizasteis siempre bien".
"Bueno, Costillina, no tiene ningún mérito. Trabajando los dos o te organizas o no vives. No es nada excepcional. Mira a todos nuestros amigos. Todos hacen lo mismo".
"Ya, vale. Pero, ¿por qué no paraste el 8 de marzo?"
"Mira, Costillina. Era una movilización que, sobre todo, tenía un ingrediente que no me gustaba ni me gusta: marxismo, marxismo con faldas".
"Pero, ¿qué dices?"
"Sí, detrás de esa movilización, lo último que estaba era la igualdad de la mujer. El modelo de sociedad machista castiga tanto a los hombres como a las mujeres. No es mi modelo de sociedad. Yo quiero una sociedad libre, de hombres, y mujeres, libres. Porque la libertad es nuestro bien más preciado, es  lo que nos hace personas: la capacidad de escoger, de asumir derechos y responsabilidades, de levantar y caerse, de decidir cada uno, y cada una, lo que desea en su vida. Esa sociedad no se puede construir con una única parte. O la hacemos entre todos, o no se hace. Porque el hombre y la mujer son iguales. Nace iguales. Con naturaleza diferente, pero con igual dignidad. 
Y, en esa movilización, no había nada de eso. En los países donde más triunfo es donde había más libertad y, contra ella, era la movilización".

Photo by James Motter on Unsplash

"No, papá, te equivocas. Era para lograr desmontar prejuicios, para luchar contra el patriarcado, para demostrar lo que son las mujeres".
"Si tú lo dices, no voy a discutir. Pero yo no observé eso. Sobre todo, lo que había era una lucha de clases. Del marxismo surgió el comunismo. Su primer camelo engañó a muchos: la lucha de clases. Sí, la desigualdad social. Misteriosamente, triunfó en un país donde, según Marx, no debía haber comunismo, pero triunfó y los rusos lo pagaron con sangre. Y, tal vez, sigan con ello.
"Pero esa ideas, como los virus, mutaron. El segundo comunismo fue el ecologismo. La lucha de clases se transformó en la lucha entre hombre y naturaleza. El hombre era el opresor y la naturaleza la víctima, que, en su catástrofe, iba a destrozar todo. Lograron triunfos, pero no tantos como el primer comunismo.
"Y ahora estamos con el tercer comunismo: la lucha de sexos. La dialéctica es ahora el enfrentamiento hombre y mujer. Los hombres son los opresores, las mujeres las víctimas. La victoria llevará a la sociedad idílica, lo que, significará, un nuevo infierno en la tierra como ha sucedido siempre que se ha tratado de convertir en realidad una utopía. No se puede destruir la libertad de la persona sin terminar con la persona. El método es siempre igual. Una realidad desigual, porque no se puede negar la existencia de injusticias sobre las mujeres, discriminaciones que se deben evitar, para tratar de instaurar un sistema igualitario que destroce a la humanidad".

....

El día que Costillina me responda, escribiré la respuesta.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails