Christopher Nolan es uno de esos directores que levantan pasiones. Pocos pueden hacerlo. La platea se divide entre los nolistas y nolofóbos. Más aún desde Dunkerque. Yo estoy entre los primeros.
¿Por qué? Por su capacidad de llevar al límite las capacidades expresivas, forzar la narrativa.
En Dunkerque logra una película intimista a base de planos generales. Ha contado el dolor íntimo de la guerra, la cobardía, el heroísmo, el sufrimiento con grandes pinceladas. Es lo que me impresiona de la película.