sábado, 13 de septiembre de 2014

Motivos para elegir a un alcalde directamente



Por lo que he leído en la prensa, el Partido Popular aparta su propuesta de la elección directa de los alcaldes. Es una pena porque se pierde una oportunidad importante para regenerar la vida política, una de las mayores necesidades que tiene nuestro sistema actual, donde la sociedad debe recuperar espacio frente al poder de los partidos. 
Discrepo de quienes rechazaron esa opción argumentando que se cambiaban las normas de juego en medio del partido. Falso. El partido, entendiendo por tal la elección de las nuevas corporaciones, aún no ha comenzado, por lo que se pueden cambiar perfectamente las normas aunque, para ello, se debe alcanzar un consenso lo más amplio posible.
A partir de ahí, la elección directa de alcalde debería abrir la puerta a una reforma radical en la composición política de los ayuntamientos. Si yo tuviese que plantear una modelo, sería el siguiente, claramente presidencialistta:

  1. El alcalde debería ser elegido por la mayoría de los ciudadanos. Es decir, superar el 50% de los votos populares en primera vuelta. De no ser así, se celebraría una segunda votación con los dos candidatos más votados.
  2. Suprimir los plenos. Toda vez que los ciudadanos eligen el alcalde, se le concede el poder para gobernar durante el mandato. Al suprimir el pleno, se eliminarían puestos políticos de dudosa eficiencia para la sociedad. Además, evitaría el efecto de las ventajas de perder que tiene el actual sistema para algunos partidos que en la oposición llegan a vivir mejor que en el gobierno. En función de la población del municipio, el alcalde podría elegir a un número máximo de personas para puestos de confianza, que terminarían el mandato con él.
  3. Al producirse tanta acumulación de poder en una persona, se limitaría el número de mandatos.
  4. Se debería reforzar la independencia y capacidad de fiscalización tanto de funcionarios de habilitación nacional (secretarios e interventores), además de mejorar organismos como el Tribunal de Cuentas para velar por la legalidad en las cuentas.
  5. En campos como el Urbanismo, la aprobación de los Planes Generales de Ordenación se realizarán mediante referéndum. Son documentos que cuentan con tal nivel de detalle, que, una vez aprobados por los ciudadanos, tan sólo queda su gestión administrativa. Habría que reflexionar si esa ratificación popular se extiende a documentos concretos, como planes especiales. 
Poner en marcha una reforma de este calado, necesitaría más de un mandato, pero tal vez es la vuelta al calcetín que reclamamos desde la sociedad para mejorar un modelo de gobierno que necesita una actualización de acuerdo con los nuevos tiempos.

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