domingo, 1 de junio de 2014

Cristo en Manhattan

Existen muchos Fernandos y todos están en mí... En Cristo en Manhattan expongo mi vertiente religosa, creyente. Este es el primer texto que escribí en su día y que abre la serie en la que voy trabajando.


Abadía de Viaceli, Cantabria.


Bienaventurados los accionistas de Lehman Brothers, porque ellos sabrán lo que es la pobreza.
Bienaventurados los hambrientos, porque desconocen el Big Mac.
Bienaventurados los sedientos, pues no se refrescan con Coca-cola (marca registrada, reservados todos los derechos); bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos no se han ilusionado con las promesas de los políticos, las habladurías de los medios de comunicación, las campañas de mercadotecnia.
Bienaventurados los hipotecados, porque conocerán lo que es la libertad.
Bienaventurados los que pasan calor y frío, porque descubrirán un hogar de verdad.
Bienaventurados los que no cobran bonus, no cumplen objetivos, no baten incrementos de productividad porque desconocen lo que es la avaricia.
Bienaventurados los que no celebran la Séptima ni la Cuarta, los que no celebran el Triplete ni al equipo pentacampeón, porque no adoran al Becerro de Oro.
Bienaventurados los que no confían en Barack Obama, porque aún conservan la esperanza.
Bienaventurados los que no pasan dos horas diarias frente a la televisión, ni conectados al emepe tres ni navegando por Internet porque así podrán descubrir el silencio.


Perfecto, adelante con la publicidad.

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