martes, 2 de julio de 2013

Escribir: placer y sufrimiento



Supongo que, en esto de la escritura, sucede como con el mercado: cada uno cuenta como le va en él. No me refiero a hechos objetivables, como pueden ser el número de ejemplares vendidos; la facilidad para editar incluso otros sujetos a polémica, como puede ser el hecho de recibir o no un premio; incluso de ser candidato. Conozco a más de uno que han vivido años a costa de haber sido citados en un concurso (eso sí de importancia) sin más trascendencia de haber sido eliminados por todo el jurado salvo el proponente, que era su amigo.
Uno se refiere al mero hecho de escribir: a la escritura. Como escritor me gusta mucho leer las poéticas de otros autores. Y haylos que hablan de sufrimiento ante el papel; pero también lo contrario. Y, casi siempre, trabajo, porque una obra de cierta calidad necesita más sudor que inspiración.
Cuando uno reflexiona sobre el tema llega a un dilema. Por una parte, escribir es un placer: el primer momento, cuando llega la idea virgen y se pule; cuando crecen los personajes o se desarrolla el poema.
Pero luego, al terminar esa parte, empieza el sufrimiento: el dolor de la corrección. Descubrir que ese elemento que tanto te gustaba lo debes suprimir; encontrar fallos técnicos que no logras superar; darle vueltas a un momento, ese verso que no cuadra... 
Sí, placer y sufrimiento.

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