jueves, 20 de junio de 2013

Lecciones de un fracaso en Twitter



Hace tiempo intenté escribir ficción a través de Twitter. Esto de escribir una novela en Twitter no es nuevo. Una simple búsqueda en Google demuestra que ya son varios los intentos.
La limitación del microbloing es que los apuntes sólo pueden tener 120 páginas como máximo. El reto de escribir es conseguir frases que, por sí solas, tengan algún sentido y al tiempo sean coherentes con las demás piezas del texto. En cierta manera es como construir un puzle donde cada pieza por sí sola ya tiene un sentido. Además, las frases se pueden perder en la corriente sin fin que es el propio Twitter. Me parecía, y todavía me parece, muy apasionante.
En su momento escribí lo siguiente:

Amanecer

  • No le llevó mucho tiempo pensarlo, pero el uno de febrero decidió desaparecer, huir, cambiar de vida, dejar atrás todos sus recuerdos.
  • Miró a la izquierda y a la derecha, buscó arriba y abajo para comprender todo lo que tenía, lo que necesitaría y aquello que olvidaría.
  • Lo primero que borraría era su nombre. Su nombre era ella, pero la ella pensada por otros, la ella de otros de besos. No quería ser ella
  • Quería ser otra, queria ser cómo siempre había soñado. Ser yo y para alcanzar el yo cambiaría su nombre. Sería Carmen. Siempre le gustó
  • Ese nombre. Ya no será llamaría más Luisa. Luisa era el pasado, Luisa ya no existía. Lo dijo en su casa, lo aseguró en su trabajo.
  • Mo respondería a las llamadas con el nombre de Luisa, Luisi, el diminutivo cariñoso; no atendería al teléfono, ni se giraría en la calle.



La historia no avanzó. La gran lección de twitter fue la necesidad de claridad en el emisor. Por mucho que cada tuit fuese acompañado por la marca (hastag) #novela, u otra, se perdían entre otros mensajes.
Pero el reto está ahí. Seguramente al alcance con alguien con capacidad, talento y notoriedad para mantener al tiempo un perfil dedicado exclusivamente a este reto.



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