Escrito eso, miro los siguientes números: en 36 años de democracia local, en Avilés sólo ha gobernado el PSOE (32 años) y el PP (4). La presencia institucional de ASIA ha sumado cinco concejales en dos mandatos sin tener nunca poder. Sólo en la corporación elegida en 1987, el PP tuvo ese número de concejales y el PSOE siempre lo dobló.
Sin embargo, ha sido lo que se podría definir como un anti-partido político la única fuerza local investigada, al menos que se supiese públicamente, por corrupción. Y eso que no alcanzó poder. Curiosamente, la sospecha comienza en Corvera donde ASIA llega en curioso proceso de expansión y donde en ese momento contacta con el gobierno.
La conclusión que uno saca es que, siendo la corrupción un problema generalizado, los partidos tradicionales disponen de más anticuerpos defensivos mientras que los anti-partidos son más vulnerables.
Tal vez, la política tradicional no sea tan mala y, lo realmente negativo para un sistema democrático, sea secuestrar elementos propios de su naturaleza como la información, la transparencia o la separación de poderes.
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