Hay cosas que no se buscan, se encuentran. ¿Una entrada sola? La naturaleza de los conciertos los convierte en actos sociales. Pocas veces he ido solo a un concierto y, cuando voy, miras con cierta complicidad al resto de solitarios, preguntándote por sus razones, con la duda de si son iguales que las tuyas. ¿Venderá una entrada o buscará a otro solitario?
Tal vez lo segundo porque, si de verdad le importase la música, habría escrito bien el nombre. O tal vez fue un acto voluntario, buscando destacar en panel repletos de notas: se vende piso, se ofrece para el cuidado de personas mayores, clases de inglés...
Sí, hay cosas que no se buscan, se encuentran.