lunes, 30 de julio de 2012

Mi planta de naranja lima



No suelo frecuentar la literatura brasileña, pero cada autor que conozco me fascina. El último descubrimiento ha sido José Mauro de Vasconcelos (1920-1984) y su Mi planta de naranja lima (en la edición de Círculo de lectores, con licencia de Libros del Asteroide, traducción de Carlos Manzano)
El libro narra la infancia de Zezé, un niño nacido en una familia pobre y que se enfrenta a la vida gracias a su fantasía que le permite superar una realidad cruel.
Como lector, no se puede sino disfrutar de estas páginas. Hay momentos en los que se deja de leer para quitar una lágrima, para respirar y seguir con esa aventura que nos recuerda que la ternura y el amor tienen el poder de, si no salvar al mundo, por lo menos darle un sentido.
Absolutamente recomendable.


Juguetes sexistas

Cada vez tengo más claro que esto de los juguetes sexistas es una mentira, algo que se inventaron los marquetinianos de las multinacionales para crear un nuevo mercado. 
He visto en el parque a niñas jugando con toda la ilusión del mundo con cochecitos y a niños paseando muñecos que era un primor. Y allí, en su inocencia, ellos y ellas no se planteaban si eran o no sexistas, simplemente jugaban y con el juego descubrirían la realidad. El juguete es una extensión de su imaginación y, por eso, la niña no tenía ningún problema en disfrutar del garaje.
Porque el sexismo no está en los niños, ni en los juguetes. El sexismo está en nosotros, en la mirada corrupta de los adultos.



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