viernes, 20 de abril de 2012

El zarpazo

Era una película americana, suficientemente mala como para no recordar su título. La típica historia de un pueblo atacado por un espíritu malvado. Pero ayer, cuando llego la, mala, noticia del cierre de La Voz de Asturias recordé una de sus secuencias. Todos los vecinos acuden a una reunión en la plaza. Y allí, tampoco pueden hacer nada para protegerse. La cercanía de los vecinos no impide que sean arrastrados por ese demonio que les ataca. Era la forma de visualizar ayer mi impotencia y mi miedo.
Porque la cifra de despidos y cierre de empresas comienza ya a pesar demasiado en el alma; comienzan a caer los compañeros con los que te sentabas en la rueda de prensa y a quienes llamabas para participar en las actividades de ANIS; el frío que sentías no sólo te acompaña, te rodea, giras la cabeza y existe un hueco donde antes se sentaba Fernando Allende o Noelia Rodríguez o veías pasar a Fernando Robles.
Así me encuentro yo.

Dame una esperanza




Cuatro años de crisis ya comienzan a pesar en el ánimo, aunque uno sea de suyo optimista. Son muchos golpes, el último el cierre de La Voz de Asturias; muchas incertidumbres y pocas certezas.
Por eso se recibe un disco como el de Marlango con alegría. Ellos, he escuchado en alguna radio, lo anuncian como un canto de optimismo. Lo necesitamos. Que no sea una frase publicitaria.
Feliz fin de semana.

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