martes, 10 de enero de 2012

Sueño en grises

Centro Niemeyer en obras, febrero de 2011



De todas las historias que podemos contar de Avilés, la del Centro Niemeyer es una de las más tristes. Y no porque terminé mal, pues, realmente, aún no sabemos cómo concluirá, sino por los grises que se han apoderado de una realidad que permitió que la ciudad se mirase a sí misma y se viese hermosa.
Cuando recordemos lo que ha pasado en estos meses, podremos contar a nuestros hijos que es posible que un gobierno no diga lo que quiere hacer para terminar haciendo lo que no quiere la gente; que se calumnie y difame con total impunidad por ser poderoso; que hay gente capaz de reírse y disfrutar porque su ciudad sufra y pierda una realidad que nunca había tenido; que la envidia es mala consejera y que Gabarrón es un artista pé-si-mo.


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