La apertura de Tierra Astur en Avilés es más que una buena noticia, se trata de un mensaje de optimismo en medio de esta crisis tan dura que estamos sufriendo. Al menos fue mi impresión cuando la visité la semana pasada (el comentario gastronómico lo dejo para otro apunte).
La completa reforma en el local del antiguo Astur (curioso que se conserve el apellido comercial) demuestra bien una tesorería envidiable o un crédito del que pocas empresas pueden disponer hoy en día. Pero, sobre todo, confianza en el futuro que le permitirá recuperar la inversión.
No sólo eso, también se ha apostado por una pantilla numerosa y de calidad. Indicio de que se quieren hacer las cosas bien y, sobre todo, asentarse en la villa.
Supongo que a la competencia no le gustará este nuevo actor, pero cuentan con recursos suficientes para responder.
Mientras tanto, los avilesinos somos quienes ganamos: mejora nuestra oferta sidrera y, sobre todo, los empresarios nos dicen que existe un futuro, que no siempre nos tocará sufrir.
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