miércoles, 25 de julio de 2012

El Arcu Atlántico radiografía la Asturias de FAC



Más allá del interés de su programa, que lo tiene, la celebración del Festival Arcu Atlánticu de Gijón sirve para revelar la radiografía de la idea de Asturias que late en Foro Asturias (FAC). Tres detalles aparecen en esta fiesta: despilfarro, división y culto a la personal.Tres de los genes de FAC.
¿Por qué digo esto?
Despilfarro porque organizar un  Intercéltico cuando ya existe uno a 30 kilómetros (me refiero al de Avilés) implica duplicar gastos que, aunque correspondan a administraciones diferentes, lo soportamos todos los asturianos. No hemos aprendido nada de la crisis. Seguimos con la ola. Si el vecino monta una Semana Negra yo me lanzo con un Celsius, aunque, dentro de cuatro años, salga lamentando errores en la gestión.
El gen de la división también se le podría llamar cantonalismo, esa tendencia a defender una aldea para terminar siendo un conjunto de aldeas enfrentadas entre sí. Si los responsables de Gijón tuviesen una visión de Asturias como una unidad, no duplicarían recursos, sobre todo en una división de crisis como esta. Ya me dirán que estoy pesado con la crisis, pero si a estas alturas de la película no hemos aprendido a que necesitamos austeridad es que no hemos aprendido nada. Y una forma de iniciar una buena gestión es tener una visión de unidad, saber que no es necesario tener un Museo del Prado en cada provincia, porque ya existe uno.
Y, por último, el culto al ego demostrado en la composición inaugural del festival, cuya letra firma el concejal de Cultura y padre del Festival. No es un tema económico, pues no dudo de la honradez de Carlos Rubiera. Pero no es lo más ético. Tendría un pase si fuese la única persona del mundo capacitada, pero en todo el Arco Atlántico existen escritores suficientes para escribir esa obertura. La gestión de lo público obliga a una necesaria ética que, en este caso, brilla por su ausencia.

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