Con
todo lo que ha venido sucediendo en los últimos meses en el Centro Niemeyer de Avilés a uno le surgen un par de dudas. La primera es la reacción
de la gente en esta nueva etapa. Desde su inauguración, uno de los grandes
méritos del Centro Niemeyer ha sido la ilusión generada en la ciudad. Ha sido
un rayo de luz, me comentaba recientemente una persona. Incluso creo que, en
ocasiones, la respuesta de los avilesinos era más por ser un acto en el
Niemeyer que el contenido en sí. ¿Se mantendrá ese sentimiento, esa actitud en
el futuro?
Con
todo lo que ha venido sucediendo en los últimos meses en el Centro Niemeyer de Avilés a uno le surgen un par de dudas. La primera es la reacción
de la gente en esta nueva etapa. Desde su inauguración, uno de los grandes
méritos del Centro Niemeyer ha sido la ilusión generada en la ciudad. Ha sido
un rayo de luz, me comentaba recientemente una persona. Incluso creo que, en
ocasiones, la respuesta de los avilesinos era más por ser un acto en el
Niemeyer que el contenido en sí. ¿Se mantendrá ese sentimiento, esa actitud en
el futuro?La
segunda duda es la estrategia seguida por la Consejería de Cultura en todo este proceso. Resulta normal que un
gobierno quiera modificar la fórmula de gestión de un equipamiento cultural.
Sabiendo que la cesión del Niemeyer concluía el día 15 de diciembre, ¿no era
más sencillo anunciarlo en septiembre y vivir estos meses como un periodo de
transición, sin tanta agresividad ante los gestores de la Fundación que se
merecían más respeto, sin generar esa división en la ciudad?
Nos
hubiéramos ahorrado unos cuantos espectáculos lamentables.