martes, 29 de noviembre de 2011

RTPA, la hora de la verdad

La sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias sobre el recorte del gobierno del Principado en el presupuesto de Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA) avanza que el ejecutivo de Francisco Álvarez-Cascos se pasó de frenada en una decisión que debía ser tomada por la Junta General del Principado.
Mientras esperamos que una decisión que ha provocado unos cuantos cientos de despidos se salde con alguna dimisión por semejante incompetencia, es el momento de afrontar el debate de fondo: ¿necesitamos una televisión pública autonómica?
Mi respuesta particular es que sí. Todos asumimos la importancia de la televisión en la configuración del discurso social y cultural contemporáneo. Nuestras referencias vitales se encuentran dominadas por la televisión, convertida en el eje de muchas vidas. En ese contexto, Asturias debe tener un vehículo donde pueda verse reflejada, donde se proyecten unas inquietudes y realidades que difícilmente saldrán en un canal nacional o en una de esas franquicias estadounidenses y que también deben tener su espacio en el dial.
Ahora bien, ese vehículo debe ser público.
No cabe una televisión privada como única opción para la configuración de ese espacio audiovisual asturiano. ¿Por qué? Por un problema de costes. En su corta historia, la mayor facturación audiovisual de la TPA apenas llegó a los 3 millones de euros. Si logró emitir fue gracias a las aportaciones de dinero público. Una televisión privada, y hubo ejemplos en el pasado que así lo atestiguan, se limitaría a programar una serie de tertulias con protagonistas dispuestos a escucharse para satisfacer su vanidad aunque no cobrasen, y poco más.
Sólo desde la administración pública se garantiza esa calidad sin caer en el sobrecoste que supondría una concesión donde se daría el dinero a terceros para hacer lo ya se hace. Por eso es necesario un canal público, que no es incompatible con la existencia de operadores privados.
Otro debate es la gestión de ese canal y, en concreto, lo que se hizo en la TPA, donde, como todo en la vida, existen aspectos mejorables.

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