En 1982, España atravesaba una crisis económica y política que nunca se había conocido. Con ETA en una de sus mejores etapas, la democracia avanzaba con dificultad y la economía se asfixiaba por la herencia autárquica del franquismo.
En ese contexto, la victoria de Felipe González generó una ilusión que nunca se había conocido y representó una modernización del sistema económica, político y la propia sociedad española.
En la actualidad, España atraviesa una crisis económica mucho más grande que la de entonces. Afortunadamente, ETA escribe las peores páginas de su historia que son las mejores de la nuestra, los demócratas, pero ello no quita que exista una profunda crisis sobre el modelo de Estado.
Nuevamente, los españoles gozamos de la oportunidad de decidir el futuro de nuestro país. Sinceramente pienso que el programa electoral que presenta el Partido Popular con Mariano Rajoy representa la oportunidad de volver a modernizar a nuestro país, de dar ese salto adelante que se necesita para superar la crisis y superar las herencias del pasado.
Será un proceso complicado, difícil como lo fue en el primer mandato del PSOE de Felipe González. Pero donde los españoles podemos demostrar, una vez más, que la historia de nuestro país no debe acabar mal a pesar de lo que, en su día, escribió, Jaime Gil de Biedma.