Jamón en la basura, El Cerillero, Gijón
septiembre de 2010
En mi casa, siempre se aprovechaba el jamón, casi hasta la cuerda. Una vez comido, se despiezaba y el hueso siempre terminaba en un caldo. Nada del otro mundo.
Al ver esa pieza ahí, al lado del contenedor amarillo, plásticos y latas, me pregunté por lo arduo que debió ser para esa familia comer las tiras de pvc. Masca, niño, masca; mamá, que está muy duro; que no tenemos dineros para jamón tierno. Y luego, a la hora de terminar con él, llevarlo al lugar adecuado porque, ya se sabe, Gijón recicla.
Esta crisis está siendo muy dura.