miércoles, 8 de septiembre de 2010

En silencio hacia Dios


No podemos encontrar a Dios en medio del ruido, la agitación. Fijémonos en la naturaleza: los árboles, las flores, la hierba de los campos, crecen en silencio; las estrellas, la luna, el sol, se mueven en silencio. Lo esencial no es lo que podamos decir a Dios, sino lo que Él nos dice, y lo que dice a los otros a través nuestro. En el silencio Él nos escucha; en el silencio, habla a nuestras almas. En el silencio nos concede el privilegio de oír su voz:



Silencio de nuestros ojos.



Silencio de nuestros oídos.



Silencio de nuestras bocas.



Silencio de nuestros espíritus.



En el silencio del corazón,



Dios hablará.



Beata Teresa de Calcuta

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