Algún día, Avilés dedicará una calle a Ramón Rodríguez. Porque Ramón se la merece. Ramón Rodríguez recuperó el color para las calles de Avilés, alentó a los jóvenes creadores y rescató la historia artística de la ciudad, los grandes nombres que permanecían olvidados y que habían llevado a los pinceles su amor por la ciudad.
Algún día, Avilés dedicará una calle a Ramón Rodríguez por su mirada artística, por enseñar a mirar y a descubrir que el arte se encuentra en cada uno de nosotros, en nuestras manos y en nuestra capacidad para jugar.
Espero que, cuando sea ese día, el Ayuntamiento no caiga en la vulgaridad de poner a la calle el nombre de "calle de Ramón Rodríguez" porque, de esa manera, se mancharía el nombre y todo lo que quiso y quiere hacer. Debería llamarse calle de los colores y, en la placa, poner varias franjas de diferentes tonalidades. O, mejor, dejar a mano unos botes de pintura para que, la gente al pasar, escogiese los colores y, sumándolos, naciesen nuevas tonalidades.
Y, en los envíos postales, no figu´raría ningún nombre, sino calle de o calle de . Y, de esta manera se abría que el envío sería para la calle de Ramón Rodríguez, el que recuperó los colores para Avilés.