El cartel, en la estación (sic) de Feve en Avilés
Es una pena que Paula Bartolomé no cuente con imitadoras en Arriondas o Ribadesella. O que estas sean más discretas. De ser así, el cartel del Descenso del Sella también había logrado un gran divulgación, por sexista. Fijénse sino en los detalles:
El cartel es obra de Isaac del Rivero y refleja su estilo
hombres musculosos, como si la mujer no pudiera descender el río, detrás de ellos sólo hay varones y ellos representan una imagen tópica del macho: deportista, barbudo, conquistador del río y vencedor de los elementos.
Este año se homenaje al Club
Los Gorilas de Candás en sus bodas de oro
y, en el público una jovena, mirando con cara de lujuria, es decir, la mujer relegada a un segundo plano; incluso en la propia expresión gráfica, pues está oculta entre varones, luego el hombre es el que ocupa toda la representación simbólica del espacio público subrayando una falocracia que relega a la mujer a una papel subordinado. Es fundamental la forma sensual en la que abre la boca, expresa deseo y voluntad de ser sumisa al hombre conquistador. Ella, además, es la única representación que aparece pintada y maquillada, prepara para ser hermosa y atender a los requirimientos de la sociedad machista.
Vamos, una vergüenza.