Nunca el antifranquismo estuvo tan activo en España como en estos tiempos. Cosas de la vida. No deja de ser un acto de justicia poética, toda vez que, según te cuentan o se puede leer, en aquellos tiempos tan autoritarios eran pocos los que se movían. Aunque tal vez por eso hablar de justicia sea excesivo. Igual lo más exacto sea reivindicación poética habida cuenta que la edad de muchos de los que ahora arremeten contra el franquismo aún no habían nacido o no tenían edad para repartir octavillas en la calle.
Ejercen la reivindicación nostálgica de lo que fue una resistencia silenciosa a fuer de discreta, levantan las banderas que, en esos tiempos, no existían o se hablaba de ellas en voz baja. Viven lo que otros soñaron vivir y que, en su momento, no supieron, no quisieron o no se atrevieron a hacer.