lunes, 15 de marzo de 2010

Fresas con nata


Llevamos ya varias semanas con las fruterías ofreciéndonos ese regalo de la naturaleza que son las fresas y fresones. Si estáis a tiempo, tratar de probar las de Candamo, acudid al festival de todos los años y disfrutar de esa joya gastronómica. En algunas fruterías me han comentado que las lluvias de este año han provocado una cosecha más corta, se pasará primero. O sea, aprovechar ahora para comprarlas.
A mi me gustan las fresas de todas las formas. Hoy escribiré sobre las fresas con nata.
El tema de la nata es sumamente complicado, pues hablamos de algo tan complejo y personal como el gusto. En Avilés, por ejemplo, a mucha gente le encanta la nata de Los Valencianos, pero, para mí, sabe demasiado merengada y no me convence. Prefiero las natas más dulces, como de de San Martín, fácil de comprar en muchos supermercados, como la cadena Más y más. Este fin de semana probé una nata montada que no conocía: La Ibense-Astur. La compré en Frutas Hermanos Castillo, en Avilés. Se elabora en Gijón y es una nata dulce, perfecta para un goloso como el que esto escribe... Para comer incluso sola.

Photo: http://static.consumer.es/www/imgs/recetas/7/70387_g.jpg

Foros en marcha

Ahora mismo tenemos varios foros abiertos en Plaza pública, el espacio de debate que podéis visitar en La taberna del Archipiélago. Os lo comento por si queréis realizar aportaciones:

  • Centro Niemeyer, sus actividades. El título no deja lugar a muchas dudas.
  • Archipiélago Avilés, ideas para mejorar. Idem
  • Literatura. De momento, he creado un foro para recoger opiniones sobre Miguel Delibes en un homenaje tras su muerto. La primera que hay es mía, pero se me olvidó firmarla.
  • Asturias, su política. ¡¡Qué menos!! Con lo que le gusta a algunos isleños hablar de política. De momento, sólo hay un foro, sobre la Capitalida cultural, un tema de rabiosa actualidad, como se dice.

Bueno, ahora está en vuestras manos animar o no la Plaza Pública.
Gracias a todos por participar.

Llaranes o el tatuaje



Llaranes es uno de esos tatuajes que han marcado la piel de Avilés y que, por mucho que pasen de moda, no debe desaparecer nunca de la epidermis. Llaranes es el recuerdo vivo de nuestra historia, desde la época romana a los cruciales años 50, cuando vino la Fabricona y, con ella, cientos de personas. En Avilés, durante muchos años, la industria apenas dejó ver las nubes, ni la ciudad ni las personas.
¿Qué absurdo resultan desde el ahora esas barreras entre los de aquí y los coreanos; entre el Avilés de toda la vida y los de fuera; los paseos en el parque de El Muelle, con una zona para los ricos y otra para los pobres? Y, en el hoy, cuando nuestras manos son tan coreanas como las del pasado, cuando uno es extranjero en su propia tierra ve en la geografía de Llaranes un recuedo de lo mejor de muchas personas que llegaron a esta tierra con sus ilusiones, con las ganas de trabajar, de salir adelante en una época muy difícil. Y, con toda esa riqueza, construyeron el Avilés que hoy disfrutamos. Llaranes, Versalles, La Carriona, La Luz...
El cinturón de hierro de la ciudad que la alimentó hasta la actualidad.

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