martes, 23 de febrero de 2010

El tabaco y el gobierno

Hace cuatro años, el gobierno aprobó una legislación sobre el tabaco que obligó a los hosteleros a prohibir su consumo en su local (con la perdida de ingresos, moraleja: es muy fácil rascar el bolsillo de los otros) o afrontar importantes inversiones para cumplir la norma.

Ahora, el mismo gobierno, pero distintos ministros, estudia la prohibición total en un alarde de ineficacia, insensibilidad y despotismo.

Ineficacia porque, por una parte, implica que hace cuatro años se legisló timidamente por temor a la reacción social o, o por otra, que la ley ha sido ineficaz y no se ha sabido cumplir o no han sabido hacerla cumplir. Lo único que no ha cambiado en este tiempo han sido los efectos del tabaco en los fumadores. Tan malo ahora como hace cuatro años.

Insensible porque las empresas acometieron unas inversiones que no esperaban. Supongo que vía deuda. Y, ahora, en plena crisis, sin saber si han amortizado o no, se encuentran que ese gasto que deberán seguir pagando durante unos años ya  no sirve para nada. ¿Les devolverán el dinero? ¿Les compensarán? Seguimos preguntando que nos reímos todos.

Y déspotas porque se lanzan al ruedo sin hablar antes con nadie; gobierno luego prohibo, mando y ordeno.

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