lunes, 8 de febrero de 2010

El cese de Pepe El Ferreiro

Como no podía ser de otra manera, el cese de Pepe El Ferreiro, el ya ex-director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, ha servido para alimentar todo tipo de debates y polémicas. Algunos incluso han encontrado un mártir donde otros no ven más que el fin de un cacique de pueblo, uno de esos que se encuentran en posesión de la verdad y se dedican a repartir carnés por todo el mundo; de lo que sea: demócrata, gestor de lo público, gestor cultural...
Ni me va ni me viene nada con el cese o la continuidad de ese señor al que no conozco de nada y al que, como a todo el mundo, le deseo lo mejor en lo personal. Pero, habida cuenta que conozco a uno de los implicados, José Luis Vega, imputado por ser Director General de Patrimonio he tratado de leer lo que se publicaba y escuchar lo que se decía para intentar saber quién tenía razones. Todos los que conocemos a José Luis Vega sabemos que entre sus defectos no se encuentra la prepotencia y la soberbia. Así que al ver que se le hacían tales acusaciones, uno sintió la necesidad de seguir el asunto. No vaya a ser que hubiese que descolgar el teléfono para decirle: "José, ¿no te estará cambiando el poder?"
Veamos las razones de una y otra parte.
Los defensores de El Ferreiro hablan de un intento de cerrar y destruir el Museo. Sin embargo, la realidad indica lo contrario. Se ha nombrado a un nuevo director y se mantiene la aportación presupuestaria. O sea, que por el momento no parece que se vayan a cargar la obra de El Ferreiro al que, por otra parte, se le reconoce todo su trabajo en la creación del Museo. Y, la verdad, salvo argumentos personales (del tipo: es un gran hombre, muy vinculado, es de los nuestros) no he escuchado nada a favor del ex-director. Y, claro, esos argumentos personales son muy respetables, pero no creo que se deban someter a debate público.
Sin embargo, los defensores del cese alegan la ausencia de un inventario del Museo, la falta de líneas de investigación y divulgación, la inexistencia de relaciones con otros centros similares. Y, hasta el momento, nadie ha podido demostrar lo contrario. Es decir, que si existiese es inventario, el cesado podría haberlo exhibido, pero no lo ha hecho. Ni se ha presentado las líneas de investigación ni las relaciones con otros centros similares.
O sea, que igual el Principado tenía razón y era necesario un cambio para que el Museo Etnográfico de Grandas siguiese creciendo.
El tiempo nos lo dirá.

P.D.

Un anónimo nos envía el siguiente enlace: http://larribada.blogspot.com/2010/02/eustaquio-revilla-espertu-en-museoloxia.html


En él se dan razones para apoyar la gestión de El Ferreiro en el Museo.

El dedo en la llaga

El Estado gasta su dinero en construir una autovía. Financia los estudios que determinan por donde va, paga las expropiaciones necesarias, contrata a una constructora para hacerla, la abre al uso público y paga su mantenimiento. El dinero que hace posible todo eso lo logra vía impuestos de las empresas y ciudadanos que utilizan esa infraestructura.
Hasta ahí todo normal. SIn embargo, pensemos lo contrario. Una carretera donde los beneficiarios de ella, quienes la utilizan no pagan ni un euro. Si son empresas, generan riqueza, se hacen millonarios y, cuando se les reclama pagar impuestos, dicen que no, que ya hacen bastante generando riqueza y movimiento. Una carretera sin tráfico es un escenario de terror.
Algo parecido ha debido pensar César Alierta, el presidente de Telefónica. Según leo en Gurus Blog, plantea que los grandes motores de Internet (desde Tío Google a Yahoo) deben pasar por caja de las empresas de telecomunicaciones. Después de todo, ellas mantienen la infraestructura, aumentan el ancho de banda y las otras sólo hacen caja. Aunque, desde ellas, también pueden decir que sin su motor, las empresas de telecomunicaciones no lograrían una parte de sus ingresos.
Alierta ha metido el dedo en la llaga a la hora de reclamar una parte de los ingresos que ve pasar por delante de sus ojos sin poder hacer nada. Bien de forma directa, bien contribuyendo a financiar la infraestructuras. Su planteamiento reconoce que los contenidos en Internet son una parte tan importante del negocio que pueden medirse en dinero, en euros contantes. Y allí quieren estar. No tengo ni idea de cómo terminará ese debate. Pero es una reflexión que necesita de más actores. También los medios de comunicación tradicionales, que tratan de cuadrar sus beneficios en una ecuación donde no se sabe muy bien qué aporta la I de Internet.

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