domingo, 1 de noviembre de 2009

San Pancracio de octubre, candidatos



Primer domingo de mes, los niños andan tocando los cojones, perdón los timbres, con esto del Hallowen pero, sobre todo, nos toca abrir el plazo de candidatos para el San Pancracio del mes de octubre.
Ya sabéis las condiciones: personas o instituciones cuya trayectoria y trabajo merezca nuestro reconocimiento o un apoyo público por críticas injustificadas. Quedan excluidos todos los premiados y todos los candidatos en este año. Las propuestas con un mínimo de argumentación y facilitando el correo electrónico, donde enviar el premio, si ganase. Como mínimo, uno de los dos. Si no se quiere divulgar el é-mail, se puede remitir a través del correo del Archipiélago o por un mensaje directo en Twitter.
Durante toda esta semana se reciben las candidaturas en los comentarios a este apunte. El próximo domingo, si el trabajo lo permite, se anunciarán los aspirantes y se colgará la encuesta para las votaciones.... Hace un par de meses, un participante propuso dejar siempre la opción de declarar desierto el premio. Normalmente, aparecía cuando sólo existía un aspirante al galardón. Esa posibilidad se pondrá en marcha a partir de los premios de enero de 2010, ya que este año me parecería injusto respecto a las anteriores votaciones.
Dicho todo esto, lanzo el primer candidato: el ciclista Pedro Horrillo. El pasado Giro de Italia sufrió un terrible accidente. Su esfuerzo personal le ha permitido una recuperación sorprendente. Con el premio, se quiere reconocer ese sacrificio y el propio trabajo de los gregarios que, en el pelotón, facilitan de forma callada las victorias de sus jefes de fila.
Gracias a todos por participar.

La nueva inquisición

En su nueva etapa, La Gaceta arranca destapando escándalos a diario. Una apuesta arriesgada peligrosa porque, por lo general, quien se escandaliza tanto sólo suele mirar a un lado. Habrá corrupción en el PSC, pero me sorprende la ausencia de referencias al conocido como Caso Fabrá o todo lo de Valencia y los trajecitos que Camps dice que se paga, pero que se lo regalan. Unos méritos obligan a otros.
Uno, sin embargo, quería escribir de otra cosa, de un peligro inherente a la denuncitis, como es que caer en posiciones inquisitoriales. El ejemplo más claro es la denuncia de un cena de un alto cargo de UGT en el restaurante El Bulli, donde se gastó 300 euros. En la noticia, se lee algo de información (el nombre y el gasto de la factura), bastante de opinión (qué vergüenza que un sindicalero vaya a un sitio de ricos) y falta un dato clave: saber si ese señor estuvo allí con su tarjeta privada, gastándose su dinero o a costa del sindicato. Lo segundo sería, desde luego, denunciable. No parece un ejemplo de austeridad en unos momentos tan difíciles. Pero, si vamos a la primera posibilidad (una cena privada), ¿con qué derecho se monta tal escándalo? ¿No se crea una nueva inquisición? ¿Dónde está la responsabilidad de los medios de comunicación? ¿Dónde está la sociedad crítica que protesta ante esta manipulación? No la escucho, su voz me la tapan las dos hinchadas que me hielan el corazón.

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