Uno de los mejores descubrimientos de este año ha sido el silencio. He pasado de no poder sin música a resistir la soledad en silencio, sin ningún problema; de tragarme los viajes en coche buscando constantemente emisoras, a disfrutar del silencio, de la conversación conmigo...
Ahora puedo escribir en silencio o con música. La página en blanco ya no me provoca ese miedo de hace años. El vacío es hermoso, porque también está lleno, aunque sea de ausencia. Y no existe la soledad, porque uno siempre está acompañado. Es lo bueno del amor en todas sus acepciones.