sábado, 10 de octubre de 2009

Estoy entre los candidatos al Nobel de Literatura

Terminaba de aparcar el coche en Versalles cuando escuché en Radio Nacional de España que Barack Obama ganaba el Premio Nobel de La Paz. En el corte de audio, se escuchaba a los periodistas gritar. El locutor lo atribuía a la alegría, yo a la sorpresa ola indignación. Desde que se premió a Kissinger por terminar la guerra de Vietnam y se olvidó que había alentado los golpes de estado de Chile y Argentina no se había visto tanta tontería. ¿Qué méritos tiene Obama? Alentar la diplomacia entre los pueblos, para eso que se lo den a Zp, que, al menos, creó la Alianza de las Civilizaciones. Porque en los tres grandes conflictos donde interviene EE.UU. (árabe-israelí; Iraq y Afganistán) aún no se la ha visto nada, salvo palabras.
Lo único bueno es que, con esto del Nobel de la Paz a Obama, cualquier día le dan a un servidor el de Literatura. Desde aquí ya digo a los responsables de la Academia Sueca que me desplazo sin problemas y, si es necesario, bailo el xiringüelo. Por lo menos, me considero aspirante, un firme candidato.
Al comentárselo a una compañera me da toda la razón:
-Has publicado una novela y eres un desconocido. Tienes más méritos que Obama.
Tomen nota, que donde Noelia pone el ojo, va la bala.

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