Todos sabemos que la política hace extraños compañeros de cama. Pero también genera grandes enigmas, como Manuel Pizarro, el que fuera número dos del Partido Popular en Madrid. Esta mañana, lo escuché en una entrevista en la Cope, en la nueva Cope de Nacho Villa, que, por lo menos, resulta menos faltosa que la Federico Jiménez Losantos.
Pero vamos a lo que nos importa, que es Pizarro. Su tono es totalmente diferente al de Cristóbal Montoro, actual portavoz del PP en materia económica. En ocasiones, escucho a Montoro y pienso que ese tío se alegra de que las cosas vayan mal. Ya sé que es falso, pero es la impresión que me produce y me inhabilita como votante suyo. Además, el discurso de Montoro siempre se centra en lo mal que lo hace el gobierno, pero no dice qué haría él.
En cambio, la intervención de Pizarro es totalmente diferente. No duda en criticar al gobierno, pero también apunta lo que él haría o no haría. Expresó, por ejemplo, su rechazo al Fondo de Ordenación del Sistema Bancario, por considerar que premiaba la mala gestión y que si un banco lo había hecho mal, debía quebrar. Y punto redondo. Un Fondo que él aprobó, aunque explicó que había votado por disciplina de partido y reconoció que el PP debería haberse opuesto a esa medida.
En suma, lo que escuché a Pizarro me ofreció una imagen diferente de los políticos, una persona que responde a las preguntas sin irse por los cerros de Úbeda; con ideas y que no se avergüenza de exponerlas... Aire fresco.
Un enigma su falta de actividad, aunque tal vez ayude a entender porqué el PP no termina de remontar en las encuestas.