La candidatura de Asturias para la capitalidad cultural de 2016 cierra su primer mes de septiembre con un merecido suspenso. Calabazas de las gordas por no hacer los deberes. Uno, que apoya la iniciativa y la respalda en la medida de sus posibilidades (que no son muchas) se pregunta cómo es posible que a estas alturas de la película lo único que hayan hecho es una rueda de prensa (de acuerdo, son políticos y les gusta la foto como a un niño una tiza) y anunciar esa tontería de una noche blanca para octubre.
Sí, los del Principado estarán muy contentos con liderar la encuesta en Internet, pero no deja de ser decepcionante la ausencia de un espacio propio para el proyecto en la Feria Internacional de Muestras. Pero lo más preocupante es cómo ha despreciado las diferentes iniciativas culturales de la región. E inquieta porque, en ellas, debería basarse para fortalecer su candidatura, para ganar apoyos. Repasamos, desde la populosa Semana Negra a las Jornadas del Cómic o la Temporada de Ópera de Oviedo. Por no hablar de ese festival del libro judío en Oviedo o el Salón del Libro Asturiano de Gijón. Por ningún lugar se vio a Asturias 2016. Tal encerrada en los despachos esté más tranquila, pero su objetivo es ganar la calle. Y, de momento, no lo hace.