Francisco Camps acudía al Foro ABC en plena tormenta política por el Caso Correa y los presuntos regalos de trajes. Ángel Expósito, director de ABC, le preguntó por la cuestión. "Señor Camps, ¿se paga usted sus trajes?" "Por supuesto que me pago mis trajes", respondió en una grabación que pasará a los anales de la historia de la política.
Ahora, el juez no es el que pregunta, sino el que duda de que el señor Camps se pague sus trajes. Y va a preguntárselo, no como Ángel Expósito en una agradable comida, rodeado de prensa y amigos, sino ante un jurado.
Más allá de lo que suceda, está claro que si Camps no mintió, ha estado muy cerca, muy cerca. A mí es lo que me más me sorprende de todo esto es la caradura, la capacidad de mentir. Veías al señor Camps y se indignaba todo cuando le preguntaban por los trajes. Su jefe de partido, Mariano Rajoy le ofreció el apoyo en todas las posturas imaginables, muchas más que las del Kamasutra, y el punto siguió tan tranquilo. No le tembló ni el flequillo. En todo este tiempo, ni un gramo de mala conciencia le ha hecho dudar., ni un temblor, ni nada de nada. Ni una llamada a Rajoy. "Oye Mariano, no me apoyes tanto que algún regalo he cogido". Me recuerda a ese marido infiel que sorprendido por su legítima paseando por Madrid con su amante empezó a hablar en ruso para negar que él era él. No sólo es traten de reírse de los ciudadanos, de tomarnos el pelo. Es que ejercen de seres superiores, vamos, que ni Florentino. La casta de mi apreciado Westerman.