jueves, 2 de julio de 2009

Estos días de julio

Amanece lloviendo en Asturias. Ayer estuvimos en la playa, nadando en Xivares, disfrutando del verano. Y hoy toca refugiarse en la cabaña. Es lo bueno del verano de Asturias, que cada día es una sorpresa. No sabes si te tocará quedar en casa jugando al monopoly o es la hora de volver a la playa para construir castillos en la arena.
Tal vez por eso, me gusta tanto Asturias. O es una de los motivos para ello, por su imprevisibilidad.
Un día como este también es bueno para tratar de escribir aforismos, lanzarse sobre un viejo poema que no terminas de sacar de tu cabeza o rematar un cuento.
Es un buen día para pensar en los sueños, en los esfuerzos para conseguirlos, en el riesgo de que se conviertan en pesadillas. Es un día para la nostalgia y la amistad, para la literatura y la música. Es un día para vivir. Porque, como decía Ionesco, estamos vivos. Es un milagro y muchas veces no nos damos cuenta.

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