De todo lo que conozco de Asturias, Cangas del Narcea es una de las tierras más peculiares. En ella se mezcla la historia y un espíritu de frontera que no encuentro en otras partes, un pasado arraigado y unos proyectos para el futuro que ilusionan y se adaptan al terruño con gran fortaleza.
Cangas cuenta con un gran restaurante (Casa Blanco, espero no equivocarme, que a los avilesinos nos recordará mucho la Tataguya), buenos lugares para pasear, una librería interesante y el Monasterio de Corias, donde se trabaja en un proyecto turístico que revolucionará el suroccidente de Asturias.
Los vinos de Cangas también ilusionan y hay que seguirlos con atención.
Ahora que llega el verano, me permito este consejo: visitar Cangas del Narcea.