martes, 19 de mayo de 2009

Confirmado: Papa Noel vive en un piso de protección oficial



Ha sido un duro trabajo de investigación. Primero, llegó un rumor. "Papa Noel tiene problemas, ha embargado la marca Santa Claus". A partir de ahí, comenzó la búsqueda, el rastreo de archivos, el cotejo de de datos para al final encontrar pruebas como su colada en las viviendas de protección de oficial que se encuentra en la avenida Andersen, a la salida de Copenhague. Los dispositivos de seguridad existentes impidieron que nuestro equipo realizase una fotografía mejor.
El propio Papa Noel nos lo ha confesado todo.
"Sí, soy víctima de las hipoteca subprime. Una mala gestión de mis ahorros y la mano de obra barata de Oriente ha terminado por hundirme. No puedo competir contra los bajos sueldos que pagan los Reyes Magos". Así lo reconocía a la salida de un supermercado de descuento, fácilmente reconocible con su traje rojo.
"Vivo en un piso de protección pública a la espera de cobrar el salario de inserción para mayores de 55 años. Entonces, confío en renovar mi vestuario".
¿Pero qué te ha pasado, Papa Noel?
"El negocio iba bien. Los costes estaban controlados y, aunque la estacionalidad se encontraba muy marcada, lo gestionaba bien. El año pasado decidí hipotecar parte de mis terrenos en el Círculo Polar Ártico. Con los ingresos quería renovar el parque de renos y renovar el vestuario e los gnomos mágicos. Ya sabes, el jodido I+D. A partir de ahí, comenzaron mis desgracias".
"Cómo iba a pagar a 90 días, invertí mi punta de tesorería en hipotecas basuras y fondos de alto interés que me recomendó un tal Madoff, un tipo muy simpático y que escribía cartas muy divertidas. Cuando fui a por el dinero no había nada. La garantía eran mis propiedades hipotecadas, pero cuando fueron a ejecutarlas, las tierras habían desaparecido o menguado por eso del calentamiento global así que tuve que hipotecar lo que me quedaba en el Ártico, el apartamento de Oslo y el chalé de Santa Pola para cubrir todas las deudas".
"He vendido todos los renos y abrí un expediente de regulación a los gnomos, que asesorados por el Sindicato de Seres Mágicos, se quedaron con mis propiedades en Nueva York y San Francisco para cubrir sus sueldos".
"Esto es una grandísima mierda. Son los ahorros de toda una vida. Yo, aquí, en la misera mientras Gaspar estudia en Harvard, Melchor termina un máster en el IESE y Baltasar aprende tecnología en el MIT. Aún no sé cómo saldré de esta. Por lo menos, no me he dado a la bebida".

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