domingo, 1 de febrero de 2009

Nuevo año, sigue el San Pancracio




No podemos olvidarnos de él. Nuestro querido premio San Pancracio se mantiene dispuesto a alimentar polémicas y apasionadas votaciones durante el nuevo año. Abrimos ahora el plazo de presentación de candidaturas para el galardón que se concederá tras una votación entre los visitantes a Archipiélago Avilés entre aquellas personas o instituciones que merezcan nuestro elogio público por su trabajo o trayectoria. También se podrán premiar a personas o instituciones que hayan sido objeto de campañas de difamación o una especial persecución.
No podrán ser candidatos aquellos premiados en ediciones anteriores. Sí los aspirantes que, en años pasados, no lograron la distinción, aunque sólo se podrá ser aspirante en un mes de las doce convocatorias previstas.
Los candidatos los presentaremos entre todos, argumentando (del verbo argumentar) los criterios y facilitando una dirección de correo electrónico a donde poder enviarle el premio. Además de nuestra consideración, el premio es la ilustración de Annie Christian que ilustra este apunte.
Y, para cerrar este apunte, os recuerdo los premiados de 2008:
  • Enero. Fundación Víctimas del Terrorismo
  • Febrero. Mariano Rajoy
  • Marzo. Ricardo Granda
  • Abril. Andrés Trapiello
  • Mayo. Natalio Grueso
  • Junio. Helados Los Valencianos
  • Julio. José Luis Vega
  • Agosto. Rafael Nadal
  • Septiembre. Christian Bartsch
  • Octubre. Gaspar Llamazares
  • Noviembre. Antonio Ripoll
  • Diciembre. El blog Annie Christian y las mujeres con Rayos X en los ojos
Nota: Aún no se ha entregado el premio a Los Valencianos, se agradecería que alguien facilitase el correo electrónico.

Esperando la sentencia

El reciente fallo del Tribunal Supremo sobre Educación para la Ciudadanía ha disparado la oleada de comentarios que reducen la polémica a un intento cerril de la extrema derecha y movimientos ultraconservadores liderados por la Iglesia para frenar el avance de España. El simplismo zapateril se ha agarrado a la decisión con la desesperación del naufrago que recibe un salvavidas sólo que, en el caso socialista, la crisis económica es un mar mucho más turbulento.
Ya conocemos el veredicto, pero queda por redactar la sentencia y, lo realmente importante, es que apunta en la dirección defendida por muchos que ahora somos calificados por ultraconservadores y, desde luego, por la Iglesia.
El alto tribunal mantiene que no se puede objetar a la asignatura, pues equivaldría a abrir la puerta a la objeción a las Matemáticas, Ciencias Naturales o Literatura. Pero todo apunta que sí permite el rechazo de valores morales que Educación para la Ciudadanía pretende colar en las familias españolas. Ahí está la verdadera batalla. Nadie puede rechazar que se enseñe a los jóvenes la Constitución o normas del tráfico, algunos de los puntos que recoge la asignatura. Pero sí conceptos morales.
La cuestión no es baladí. Se encuentra en juego la libertad de la sociedad, la idea de la libertad. Frente a la idea de quienes piensan que el Estado debe ser el gran leviatán que ordene y planifique la vida la formación, estamos quienes defendemos la libertad de las familias. La persona es el objeto de la soberanía, el Estado no es soberano, sino un servidor de las personas. Ahí se encuentra el verdadero conflicto que aún no se ha terminado.

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