sábado, 20 de junio de 2009

Reloj atrasado

Andamos con el reloj atrasado, nosotros, los avilesinos. Cuando cada vez son más las voces que cuestionan la validez del multiculturalismo como vía para la integración, aquí nos lanzamos a la calle con esa bandera.
Y es que el riesgo del multiculturalismo se traduce en un enfrentamiento de culturales, en getos y en reservas. No se me entienda mal. No rechazo al que venga de fuera. No, pero las reglas del juego deben de estar claras, porque una sociedad no puede estar abierta a todos, porque al final, nadie se integra en ella. Así me pregunto, ¿el padre que rechaza el crucifijo en la escuela hará lo mismo con el chador, que también es un símbolo religioso? Y si lo dejemos como prenda de vestir (manifestación cultural), ¿qué hacemos cuando el alumno no se quiera quitar la montera picona, por ejemplo?
Frente al multiculturalismo, mi bandera es el mestizaje, la mecla, el respeto de todos a unas normas comunes y, con ellas, la convivencia.

3 comentarios:

  1. Interesante reflexión, pero creo que te quedas en la capa exterior; lo que planteas tiene mucha carnaza, y para comprenderlo, si nos ceñimos a la escuela, tendríamos que tener la Ley Orgánica de Educación 2/2006 (LOE). Sinceramente en la legislación actual existen claves suficientes para abordar la multiculturalidad a la que te refieres con coherencia; lo que ocurre es que en la escuela hay un factor determinante muchas veces olvidado (y deo reconocer que por desgracia lo es también para muchos docentes): el contexto socioeducativo. Es decir, la multiculturalidad no puede entenderse como bien dices como abanderamiento, pero en cambio se hace con la incoherencia de lastrar ciertas libertades... El problema está en la calle, en cómo se afronta, lo cual trasciende y se vislumbra en el aula. Yo plantearía más bien qué pasa si un alumno llega a clase con gorra y gafas de sol que no se quiere quitar porque forma parte de su cultura. Ante la multiculturalidad sólo sirve la coherencia. Álvaro

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  2. Muchas gracias por tu reflexión, Álvaro.Pero entonces, ¿qué hacemos? Habrá que fijar un marco, unas normas: de civismo, de respeto a los derechos humanos sobre las que articular la convivencia.

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  3. Álvaro: Claro que sí. El problema es que como te comenté la ley educativa hoy en día, tanto la LOE, LOGSE y también la escueta LOCE lo plantea y fija unas pautas concretas. Lo que sucede es que luego cada centro lo asume y adecua a su contexto, y ahí es donde se está patinando. Es decir, si pensamos en la denostada asignatura de educación cívica, es denostada porque se lleva a extremos políticos, y la educación no es política, es mucho más y más importante... o yo lo veo así. Gracias a tí también por tu reflexión.

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