domingo, 12 de octubre de 2008

La magia de las palabras

El atajo más corto para hacer creer a la gente que su vida es plena, valiosa, interesante y refinada es convencerle de que sus pequeñas e insignificantes pasiones, no siempre bajas, son parte de un proyecto colosal importantísimo. ¿Cómo lograr algo así? Con las palabras. Las palabras son mágicas. Lúdico, por ejemplo. La palabra filosofía es muy apreciada también entre los entrenadores de fútbol, y hemos visto como los comilones pasaron a llamarse gastrónomos.
Andrés Trapiello, "Sindicato horizontal del espectáculo", Magazine La Vanguardia, 5 de octubre de 2008

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