jueves, 11 de septiembre de 2008

La manía


Con La Manía (Editorial Pretextos, 2008) alcanza Andrés Trapiello el volumen número 15 de su Salón de los pasos perdidos, su diario o novela en marcha que se ha convertido en uno de las aventuras más sugerentes de la literatura española actual, aunque sólo sea por las dimensiones que ya va alcanzando. Cada diario mantiene una idéntica estructura: un año natural. Los días se suceden con el salto de los párrafos, espacios en blanco que pueden ser la metáfora de nuestra noche en la realidad. Después de todo, uno no se levanta cada día y ve flotar en el aire las fechas de la jornada. Arranca cada jornada lentamente, con aroma de café y las dudas del nuevo día, como un espacio en blanco.
Entre los méritos de Andrés Trapiello se encuentra dotar a cada volumen un ambiente especial. No es que su vida cambie de forma radical, pero en cada cita uno encuentra unos rasgos diferentes a los capítulos anteriores de esta gran obra. En La Manía, y seguramente de ahí viene el título, la labor de escritor de Trapiello está más presente que nunca. Asistimos a sus trabajos y desvelos, algunas dudas y las horas que consume en cada escritura como sucede cuando prepara La noche de los Cuatro Caminos. Tal vez, como reconoce al final de su obra (página 780) porque en ese año publicó cinco libros y debía notarse en esas páginas donde confluyen anécdotas, desvelos de padre, poesía en prosa, amores de marido y, en suma la vida.
Al margen de las episodios simpáticos, una referencia que demuestra como el diario de Trapiello es una obra viva, en permanente diálogo con la realidad. Así, en la página 264 leemos:


Cuando transcribo estos viejos cuadernos, en julio de 2007, lee uno en ABC la reseña de una destacada miembra (¿o será miembro?)...
Más allá de las polémicas, uno disfrutó con este libro como lo ha hecho con todos los anteriores del autor. Y eso es lo importante.

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