lunes, 11 de agosto de 2008

Los viajes de María Teresa Fernández de La Vega

Los viajes de la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, terminarán por convertirse en un clásico de la política española. Los veranos por Hispanoamérica y el resto del año a otros lugares del globo. Ayer, en El País leí una crónica sobre su estancia en Haití y hoy, en Punto Radio informan de su visita a El Salvador, donde conoció un proyecto de los Maristas para ayudar a los jóvenes a dejar las bandas callejeras, la terriblemente famosa mara; un proyecto donde el propio Estado se ha comprometido a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional.
Lejos de criticar a la vicepresidenta, a uno esos viajes le parecen admirables. Hace unas semanas tuvimos noticias de la cumbre inmoral del G-8 que, para ver cómo terminaban con el hambre en el mundo, se regalaban a sí mismos un menú de lujo en compañía de otros poderosos. María Teresa Fernández de la Vega dispone, por lo menos, de la sensibilidad mínima para acercarse hasta el terreno y conocer esa realidad de los menos afortunados. Ha compartido mesa y mantel con los proyectos, acompañada por periodistas que nos permiten conocer una realidad que, de otra manera, difícilmente hubiese ocupado ese espacio en los medios de comunicación.
Supone uno que una mujer como ella habrá tomado cuenta de esas realidades, como el compromiso de la Iglesia en El Salvador, la misma Iglesia que critica la Educación para la Ciudadanía o defiende el derecho de los no nacidos a nacer. Espera uno que tanto baño de realidad le haya permitido aprehender que la vida no son blancos y negros, sino una sucesión de grises y donde todos nos necesitamos porque sólo así podremos saciar nuestras necesidades y las de los menos afortunados.

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