miércoles, 23 de abril de 2008

La risa del demonio

Lo divulgaron ayer El País y los informativos de la Ser, aunque la gravedad de la noticia provocó que llegase a todos los medios de información: unos guardas de seguridad localizan a un viajero en el Metro sin billete y le pegaron una paliza. Que fuese un inmigrante es un agravante que no oculta la dimensión real de lo sucedido, el abuso del poder y el autoritarismo de unas personas que debían aportar seguridad a todos los usuarios del transporte público, los riesgos de la privatización de algunos servicios públicos. De forma periódica, se conocen hechos de esa naturaleza y habría que reflexionar sobre si son inevitables o se pueden evitar.
La grabación de la agresión provoca escalofríos. Se oyen golpes e insultos, frases vejatorias, un trato denigrante que demuestran como los agresores se sentían todopoderosos, ajenos a lo humano, superhombres. Pero lo terrible, lo que casi me provocó lágrimas fueron las risas de los atacantes, unas carcajadas que superan el espíritu despótico, ilustran su carácter violento y revelan una alarmente insensibilidad al dolor, la narcotización de sus sentimientos, la pérdida de humanidad, el inicio de la barbarie. Sus risas anuncian que ayer, u hoy, es un inmigrante, pero que mañana el agredido será un tipo por llevar gafas, leer un libro o, sencillamente, porque tocaba.

Ibarreche y el Dalai Lama, China y España

Lo bueno de desayunar escuchando los informativos es que siempre te ahorras una taza de café al escuchar la gilipollez del día. En este caso, el mérito le corresponde a Juan José Ibarreche que se proclama alma gemela del Dalai Lama y compara la relación de Tibet y China con la del País Vasco y España. Ahí es nada. Ahora, lo que faltaba, todos los batasunis con la cabeza rapada. Aunque no estará mal que los asesinos del País Vasco se apuntasen a la no violencia y dejasen de matar o poner bombas como las de la última semana.
Y, mientras el auténtico Dalai Lama suspira por tener una autonomía incluso similar a la de Ceuta y Melilla, en China, uno se pregunta si el auténtico Lama llevaría, como hizo el PNV, una proposición no de Ley pidiendo al parlamento chino que el Ejército Popular defendiese a sus gentes. Eso lo hicieron los nacionalistas vascos en España hace un año alertando sobre la situación de la flota que faena en Somalia. Y, como ahora se sabe, aunque la proposición se aprobó por mayoría el gobierno no le hizo ni caso. ¡¡Ahh!!, el talante, el talante.

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