martes, 22 de abril de 2008

El problema del PP en Avilés

El problema del PP en Avilés no es Joaquín Aréstegui, como piensan muchos. Aréstegui es un político de largo recorrido y del que todos conocen sus virtudes y aciertos, méritos y deméritos. El Problema, con pe mayúscula como las siglas de ese partido, es el aresteguismo que, como todos los sistemas cerrados ha corrompido hasta a su oposición. (En el PSOE, el alvarismo es un sistema abierto, que se alimenta constantemente y evita esa deriva decadente).
Joaquín Aréstegui no deja de ser un tipo hábil, con coraza y bastante suerte, que va ganando batallas y que sabe que, algún día, caerá derrotado; pero que trata de retrasar al máximo ese momento. Es un buen conservador y un superviviente nato con suficiente olfato e inteligencia para saber dónde está la victoria y cuando se avecina una derrota.
Sin embargo, el aresteguismo es la ideología que impregna a la Junta Local y eclipsa a la oposición, básicamente unida por un odio feroz a Joaquín Aréstegui. Es la argamasa que los une y, cuando ese odio desaparezca, ¿qué pasará? ¿Qué proyecto político sumará voluntades y mantendrá una mínima y necesaria disciplina de partido?
Es cierto que todo debate de ideas acaba siendo un debate de personas, pues las no andan sueltas por las personas, sino que son las personas quienes hablan y debaten, reflexionan y votan. ¿Qué sucederá cuando Joaquín Aréstegui no esté? ¿Aquellos que ahora le aclaman y obedecen serán capaces de ejercer la autonomía? ¿Aquellos que reclaman un cambio y nuevos modos mantendrán asumirán las nuevas circunstancias? ¿Regresará la época de caos y disoluciones periódicas de la Junta Local?
Como siempre, el tiempo nos responderá.

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