lunes, 3 de marzo de 2008

Ante el segundo debate

El anterior debate nos dejó una audiencia de trece millones de espectadores, la confirmación de que la concurrencia de medios se fragmenta y los nuevos medios van teniendo peso (400.000 seguidores por Internet, menos que por la televisión, pero más activos y generadores de opinión. Ergo la audiencia ya no sólo importa en cantidad, sino también en actitud) y dos lideres contrapuestas. Esta noche, nueva cita y, si hay fuerzas, nueva crónica de urgencia nada más que termine.
Y una duda. Desde el pasado lunes, se escucharon muchas cosas. Una me inquietó especialmente, porque considero que supone que los ciudadanos somos básicamente tontos. Es el planteamiento del debate como un enfrentamiento a dos vueltas. No hubo propuestas, he escuchado, porque llegarán ahora. Como si ellos, los políticos, marcasen de los ciudadanos, cuando somos nosotros, los que marcamos la agenda. Hoy, cuando nos sentemos delante de la televisión, el ordenador o conectemos la radio estaremos informados de todo lo que ha sucedido, de las reuniones para la preparación, las encuestas y cada uno tendrá su valoración de lo sucedido la semana pasada. No sirve llegar como si nada hubiese pasado, sonreír y pensar que ya está, que vivimos en el mejor de los mundos posibles o en el peor escenario. La gente no es tonta y pide más.

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