lunes, 8 de septiembre de 2008

Soy un cínico, soy un hipócrita

Soy un cínico y un hipócrita. Al menos es lo que dice el señor Rodríguez Zapatero, don José Luis, al que abono como contribuyente la parte alícuota del sueldo del presidente de Gobierno. Soy un cínico y un hipócrita por no entender la necesidad de reformar la actual legislación del aborto, por defender que los niños nazcan y no comprender como en un país con la mitad de la población de Alemania registramos más abortos; incluso que vengan de otros país como Holanda a abortar a España.
Pues sí, señor, soy un cínico y un hipócrita. Y como yo muchos. Este domingo lo dije en misa. El mosén decía que eso del aborto estaba mal, que no se puede ir matando a la gente por ahí y levanté la mano. "Padre, no sea usted cínico, que lo dice el presidente del gobierno por defender el derecho a la vida". Sí, mal andamos cuando se apartan las razones para recurrir a los insultos para argumentar una postura. Rechazamos el aborto, pero pedimos amor y comprensión a la mujer que aborta. Conozco a pocas mujeres que han abortado; algunas de forma natural, otras provocado. Todas ellas han sufrido y sufren mucho; es un desgarro interior tremendo, un dolor que no se cura con nada humano. No, no se puede perseguir a esa mujer ni nadie pide su persecución. Vamos a la paradoja de hospitales donde en una planta luchen por sobrevivir fetos de pocas semanas y, en otras, las aspiradores los trituren en nombre del progreso. Si eso es progreso...
Al menos, que no lo hagan en mi nombre.

6 comentarios:

  1. Tranquilo, Fernán, que de momento ni tú ni el mosén tendréis que abortar . Me ha dicho un pajarín que eso es cosa de embarazadas.
    Y, claro, a ver luego qué os dice el mosén respecto a la muerte digna. En mi nombre sí, hostias .

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  2. Que yo no pueda quedar embarazado no me quita ni voz ni voto en el tema del aborto. Me parece un argumento ridiculo. Segun ese argumento los hombres, y también las mujeres no fertiles, deberíamos callarnos tanto para posicionarnos a favor como en contra.
    Si esto es cosa de embarazadas... y ZP y De la Vega nunca lo estarán ¿por qué no se callan?
    Y por supuesto tu, Luis Miguel, tampoco podrías opinar (así que eso de "en tu nombre sí" te lo vas a tener que guardar).
    Por ultimo Luis Miguel, ten cuidado con lo que haces con el mosén, que en una de estas te pega algo.

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  3. No sé lo que dirá el mosén sobre la muerte digna, pero yo sí. Y creo que se debe ayudar a la gente a tener una muerte digna, a tratar de curarla y, cuando es inevitable, facilitarle la marcha, evitar el dolor a esa persona. Como se hace en los hospitales.
    Y, luisín, trata con respeto a Luis Miguel que es buen amigo y lo que le pegué el mosén, igual me lo contagia ;))

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  4. Chorradas, luisin del pozon, por supuesto que yo no digo en mi nombre en lo del aborto, pensé que quedaba meridianamente claro, sino en lo otro, en la muerte digna. Y a mí el mosén y todos los curas habidos y por haber, cómo decirlo, me la sudan. Todo lo que me tenían que pegar ya me lo pegaron hace más de 40 años. Por otro lado, gracias, Fernando.

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  5. La ley "permite", no "obliga", luego los conceptos de ideología, moral, etc. quedan fuera de discusión para pasar a una cuestión, por así decirlo, científica: en qué momento podemos hablar de persona. Claro que esto también acarrearía el debatir si es lícito matar a una persona por el bien de otra -si la madre corre peligro- o si es lícito hacerlo en el caso de malformaciones -o sea, considerar al futuro niño una persona de segunda y prescindible-.

    Yo no tengo ni idea, obviamente, aunque tampoco tengo conocimiento de en qué consistirá la ampliación de la ley.

    Sólo apuntaría una cosa y es que, en todo momento hablamos en exclusiva de la mujer, de la madre y, digo yo, puesto que si existe nacimiento, el padre está obligado por la ley a asumir una serie de obligaciones, parece un contrasentido que el padre no tenga voz ni voto en la cuestión previa. Eso sí, ni idea de cómo se puede resolver el conflicto.

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  6. No hay de qué, compañero. Ya sabes, esto es como la guerra. No vas por el combate, luchas por tus compañeros de armas. Y, aunque no creas, todos los días te tengo presente en mis oraciones.

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