lunes, 17 de septiembre de 2007

Histérica Sandra Bullock


Sandra Bullock logró la fama con papeles donde su belleza era un argumento bastante consistente. El tiempo pasa y la actriz quiere que se le reconozca como tal. Es bastante lógico y comprensible. Ahora mismo recuerdo Crash, donde hacía un papel de una mujer ligeramente desquiciada después de un violento suceso. En Premonition vuelve a hacer de desquiciada y uno teme que la marca de calidad de Sandra Bullock sea el de mujer histérica que, al menos con los doblajes que hay en España, no le favorecen en nada.
Además la película es muy mala. Algunos aspectos son muy previsibles y no resulta ni emocionante ni inquietante. Es una de esas películas donde lamentas no haber comprado más palomitas y rezas para que tus ronquidos no molesten a las personas que, en el cine, piensen de forma diferente y disfruten con la película.

Criticar por criticar

Ya se asume que las elecciones generales serán el próximo mes de marzo. Y todos los políticos se han lanzando al baile. Rajoy asegura que puede formar cincuenta gobiernos mejores que el de Zapatero, pero el caso es que no ha formado ni uno y en esa impotencia llevamos cuatro años en un sin vivir. De haberlo hecho caso, a estas alturas España no existiría como nación y la bancarrota sería total.
Lo más grave es que todo este juego de los primeros espadas se traduce en actos reflejos en los niveles más bajos. Es el efecto cascada. No es que circulen las órdenes por correo electrónico. Más bien es el comportamiento reflejo, la voluntad de seguir haciendo méritos para ascender en el escalafón o mantenerse en el lugar donde están, que es bastante.
El juego de los próximos meses es bastante sencillo. Los dos grandes se criticarán entre ellos y, a cuenta gotas, caerán algunas propuestas. El PSOE nos recordará lo malo que fue José María Aznar por meternos en la guerra de Irak, cuando ahora, lo que toca, es que hacer con Irak para que nuestra seguridad no se deteriore.
La lectura local y regional del guión es que el PP se dedicará a criticar todo lo que haga el PSOE, aunque no lo merezca. Sucedió con las fiestas de San Agustín y sucederá constantemente hasta marzo. Será nuestra cruz. Soportar a una clase política más atenta a su ombligo que a los intereses de los ciudadanos.

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