lunes, 2 de julio de 2007

Fiesta Sacramental en Illas


La Sacramental es la gran fiestas de Illas. La fiesta que se vive con la familia y en la que se dan gracias a Dios por los milagros cotidianos que nos permiten sobrevivir. Desde siempre, el primer domingo de julio se unen todas las familias para celebrar la Sacramental, la gran fiesta de Illas. Illas es un pueblo pequeño, pero hermoso, porque tiene la hermosura de la sencillez, la belleza de las cosas pequeñas, donde el cariño de todos hacen que el pueblo sea más de todos y más suyo al mismo tiempo. Es la más hermosa de todas las perlas que Palacio Valdés encontró rodeando a Avilés.



Después de la comunión, se organiza una pequeña procesión, con el párroco bajo palio para que el Santísimo bendiga los valles de Illas y de, por lo menos, razones para disfrutar de este mundo. Como la belleza que nos rodea. Este año, hubo un especial recuerdo al anterior párroco, don Norberto, que siempre vivía la fiesta con gran intensidad. José Manuel Feito hasta se atrevió a bromear al final de la misa con el traslado de Alfonso, el actual coadjutor de San Nicolás, a Illas. Aunque hubo quién se la creyó.



Pero este año hubo una novedad muy importante, incluso trascendental para un lugar con las dimensiones de Illas, de apenas mil vecinos y donde todos terminan siendo parientes o familia política. La Asociación de Mujeres Alba se lanzó a organizar una comida popular. La familia se convirtió en todo el pueblo, pues, en buena parte, todo el pueblo es familia. Y en vez de reunirse a comer en sus casas, la fiesta se organizó en la cancha polideportiva. Y allí estuvimos todos, familias con varias generaciones de historia en el concejo, el pueblo de Illas, los que nos resistimos a perder nuestras raíces y los que descubren estos valles y se enamoran de ellos. Fue una fiesta sencilla, hermosa y digna. Todo el mundo se volcó con ella y, sumando corazones y buena voluntad, las cosas sólo pueden salir bien. Como así sucedió.

Además del almuerzo, y merienda, cena y sobrecena pues la fiesta terminó a las tantas, la tarde se animó con todos los recursos posibles.






Hubo baile, un gaitero que acompañó la procesión y el almuerzo, concurso de baile y El Maestru, que para algo es de Illas, llevó su humor y el de Pin de la Cotolla a los asistentes y a la chiquillada en particular. Habrá que ver si algunos críos preguntan en casa por el significado de algunos chistes. Eso sí que será un buen monólogo. Quién sabe, igual El Maestru estaba buscando cantera de autores.
Lo importante y lo que quedará es que Illas fue feliz y que todo salió muy bien.
Hasta el próximo año.

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