domingo, 24 de junio de 2007

El seiscientos veloz

Íbamos por la autovía dándole alpiste al motor. Había que limpiar el diesel para la ITV. Y allí en una esas rectas largas rodeados por los paisajes de Asturias, vimos en el retrovisor un seiscientos. Ese coche ya forma parte del imaginario colectivo. Es algo así como el torrebruno del parque automovilístico, los payasos de la tele del mundo del motor. Se le ve con cariño y con nostalgia. Todo el mundo tuvo un seiscientos en la familia. Ah, que simpático ver el seiscientos en la Autovía. Y allí estamos, probando el C 70, con la capota retirada y con el aire en la frente como el pirata de Esprocenda. Mira, mira, le digo a mi señora, un seiscientos detrás, ¡¡y con los colores del Sporting!!
Y mi señora se pone a mirar y no encuentra nada detrás, con nuestro Volvo tragando cuestas a 125 kilómetros por hora. ¡Qué placer de conducción! No veo nada cariño, no veo nada cariño. Y me fijo en el retrovisor y nada, no está el seiscientos. Como siempre, mi señora no se equivoca. Entonces veo al coche por el retrovisor lateral. Ha puesto el intermitente y se acerca a mí. Aprieto el acelerador y llego a los 130. El limitador de velocidad no me permite más. Y, entonces, mi señora, ve al seiscientos del esporting, superándonos y perdiéndose en el infinito. ¡Qué simpático!, exclama mi señora al ver al vehículo desaparecer en la primera curva a la derecha, rumbo hacia Ribadesella. Y así se fue el SCNI (Seiscientos Corredor No Identificado). Si lo ven por la carretera, apártense

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